martes, 19 de mayo de 2009

EL ENANO... y hasta pronto.

Hola, amigos:

Esta vez es definitivo y mañana me pondrán el culo como la bandera de Japón por duplicado, así que espero que nos veamos en un mes mas o menos y que todavía esteis por aquí.

Tras el post de P.T. Barnum he buscado historias de gente rara y me he topado con Jeffery Hudson, un enano que vivió en el siglo XVII en la corte de la Reina de Inglaterra, con una vida bastante curiosa en la que pasó del todo a la nada y que quiero compartir con vosotros.

Nuestro amigo nació en 1619 en Rutland, el condado más pequeño de Inglaterra y con un lema que parece estar hecho a propósito de un enano: “Mucho en poco”. Jeffery llamó la atención desde muy niño porque a pesar de medir entre 46 y 50 cm de alto tenía un físico absolutamente proporcionado. A los siete años entró al servicio de la Duquesa de Buckingham, que luego se lo regaló a la Reina Enriqueta María de una forma muy curiosa: salió de un pastel vestido con una pequeña armadura de caballero y luego bailó ante la Reina.

A partir de entonces formó parte de la corte real, viviendo en el lujo y ofreciendo de tanto en tanto algún que otro espectáculo para los invitados reales a lo largo de los años. También aprovechó muy bien el tiempo, ya que aprendió un francés perfecto, muy útil en una corte francesa enclavada en suelo inglés, y tenía una elevada cultura general. Este refinamiento lo convertía en la atracción principal de los grandes banquetes y le ayudó a codearse exitosamente con algunas de las familias más poderosas de Europa.

En 1642 estalló una guerra civil entre Parlamentarios y Reales utilizando la nacionalidad y religión de la reina como excusa. La consorte se refugió en los Países Bajos primero y luego en Francia. Jeffery acompañó a la reina, que lo nombró capitán, título que conservaría con orgullo durante el resto de su vida. Según varias fuentes llegó a participar directamente en la guerra bajo el mando del Principe Rupert, siendo ordenado caballero por el mismísimo Carlos I con el título de "Lord Minimus". En Holanda fue retratado por el famoso pintor Van Dyck junto a la reina.

Nuestro amigo estaba en la cúspide de su gloria, pero el éxito se le subió a la cabeza. Al hermano del jefe de guardaespaldas de la Reina se le ocurrió gastarle una broma. Jeffery agarró un cabreo monumental y lo retó a un duelo, acertando a darle un disparo entre las cejas a su oponente. Para su desgracia, los duelos estaban fuertemente penados por la Ley en Francia, y solo tras la intervención de la Reina Lord Minimus salvaría su pellejo, aunque lo expulsaron de la corte. No tenía mas remedio que volver a Inglaterra.

Como si el destino se hubiese puesto en su contra, al poco de embarcar fue capturado por piratas musulmanes del norte de África, con los que pasó los siguientes 25 años realizando trabajos forzados y bailando para sus esclavistas en su “tiempo libre”. De forma curiosa, durante su época de esclavo creció 50 cm, lo que nos indica que no era exactamente un enano, sino que tenía una deficiencia hormonal llamada hipopituitarismo, que se puede paliar en cierta medida con ejercicios de esfuerzo físico.

Fue rescatado en 1655 cuando varios contingentes ingleses recorrieron el norte de África en busca de paisanos que liberar. Tras volver a su tierra recibió una recompensa del nuevo rey Carlos II y emprendió una vida tranquila durante varios años, rechazando incluso una reinvitación a la corte, hasta que se quedó sin dinero y se le ocurrió ir a Londres a pedir una pensión por su participación en la guerra.

Tuvo la mala suerte de llegar a la capital durante una de las purgas anti-católicas más severas jamás vistas en suelo inglés, el Popish Plot (Complot papista). Lo reconocieron, lo apresaron y lo metieron en la Gate House, una de las cárceles mas terribles, donde estuvo dos años hasta que lo liberaron.

Murió por causas desconocidas dos años más tarde.

Besos a tod@s y nos vemos pronto.



jueves, 14 de mayo de 2009

LAS PIRAMIDES DE EGIPTO

Hola, amigos:

Gracias por las sugerencias, de verdad, sin ellas me costaría mucho más encontrar temática para este blog, que definitivamente es "nuestro" aunque yo lo gobierne. En un comentario del post "La maldición del Diamante Azul" me pedían hablar de Egipto y las pirámides. Lo cierto es que no sé como no habia hablado hasta ahora de ello, porque soy un apasionado del antiguo Egipto desde que leí siendo muy niño "Sinuhé, el egipcio", de Mika Waltari. El tema da para un blog entero, así que para resumir os contaré algunas curiosidades acerca de ellas. Dedicado al anónimo que me sugirió el tema.

Vamos allá.

Hay todo tipo de teorías acerca de su origen y construcción, incluyendo extraterrestres y seres mitológicos. El problema es que pocos ven la perspectiva de las cosas e intentan buscar explicación al origen de las pirámides como si sólo existiesen las tres del valle de Giza. La realidad es que son consecuencia de la evolución de una costumbre que comenzó cuando un arquitecto llamado Imhotep erigió en Sakkara la primera pirámide, siguiendo la petición del faraón Djoser. Se trataba de una construcción claramente escalonada que daba una imagen impresionante para la época y también da muchas pistas acerca de como se construyó esa y las posteriores. Estamos mas o menos en 2750 A.C.

A partir de ahí, los antiguos egipcios edificaron nada menos que 80 pirámides en 200 años, y lo más lógico es pensar que la Gran Pirámide de Keops se erigiese utilizando la misma técnica que implantó Imhotep, aunque mejorada por el paso de los años y la experiencia. Que no se sepa exactamente cómo se hizo no significa que la tecnología empleada sea extraterrestre o divina, el sentido común nos dice que usando rampas de tierra y poleas se puede hacer sin mucho misterio, aunque con innegable e impresionante mérito.

Ahora viene el capítulo de que están orientadas a los puntos cardinales, que representan constelaciones y que los lados y la altura guardan relación con el número Pi...

Los egipcios conocían el número Pi porque eran grandes matemáticos y astrónomos, usaban unas ruedas de madera marcadas para medir longitudes y la proporción en la que están edificadas las pirámides permite a simple vista , con el uso de estas ruedas, comprobar si la inclinación de las laderas de las pirámides es la correcta o no.

Todas las pirámides, todas, están orientadas a los puntos cardinales porque es la forma mas fácil de situar un edificio en cualquier plano. Y lo de las constelaciones, si marcamos todas las pirámides de Giza lo único que sale es un galimatías, pero si elegimos entre las mas de 80 existentes aquellas que mas nos interesen es mas que posible formar el contorno de David el Gnomo.

A partir de aquí, hay que disfrutar con estas maravillas de la antigüedad.

Estaban recubiertas de una capa de caliza pintada de colores vivos y coronadas por un pico dorado. La mas alta es la de Keops, de 146.59 m de altura y 230 m de ancho. Para dar una vuelta alrededor de ella se recorre mas de un kilómetro.

La Cámara del Rey está conformada por losas de granito y es de planta rectangular, paredes y techo lisos, sin decoración, y únicamente contiene un sarcófago vacío de granito, sin inscripciones. Se sabe que fue depositado allí antes de terminar la construcción de la pirámide porque es más ancho que los pasadizos.

Según Herodoto, la pirámide fue realizada a lo largo de 20 años y erigida con 2.300.000 bloques de piedra de aproximadamente dos toneladas cada uno aunque algunos alcanzan las 60 toneladas.

Ni un solo esclavo intervino en su construcción, solo egipcios libres aprovechando los tiempos entre cosechas, ya que era un lugar sagrado.

Las paredes tienen una inclinación de 51 grados, por lo que dan la impresión de que se caen hacia ti cuando estas a sus pies. Están hechas de bloques de granito descomunales, tan apretados y lisos que no cabe un cuchillo entre ellos.

Es la única de las siete maravillas de la antigüedad que ha llegado hasta la actualidad y fue el edificio más alto hasta el siglo XIX, cuando se construyó el primer rascacielos moderno.

La esfinge es mucho mas antigua que las pirámides y la cabeza está hecha aprovechando un montículo. Las patas de león se añadieron mas o menos 1000 años mas tarde y se descubrieron al desenterrar lo que había debajo de la cabeza, que es lo único que se veía. También estaba pintada en su origen.

Besos a tod@s

martes, 12 de mayo de 2009

LA MALDICION DEL DIAMANTE AZUL

Hola, amigos:

Hoy hablamos de una maldición de las grandes, de las eternas. Un enorme diamante de 115 quilates, el mayor conocido hasta este momento, legendario por todas las desgracias que han alcanzado a sus respectivos poseedores y que se suponen provocadas por la forma en que apareció la joya. No tengais miedo, que desgraciadamente ninguno de vosotros (ni yo) optaremos a su compra...

Cuenta la leyenda que el diamante proviene de la profanación de un templo edificado en honor a la diosa Sītā. El primer poseedor conocido fue Jean-Baptiste Tavernier, que lo bautizó como "el Diamante Azul". Un día se lo mostró al rey Luis XIV de Francia, que quedó encantado y se lo compró por una suma secreta pero astronómica. Eso al menos es lo que decía el rey, porque poco después de venderla, Tavernier se declaró en quiebra y huyó a Rusia, donde fue encontrado congelado en la estepa, con el cadáver devorado por alimañas.

En el año 1691, el Rey Sol se lo regaló a su principal amante, Madame de Montespan, que poco después cayó en desgracia y terminó muriendo en el olvido. Entonces comenzaron los comentarios acerca de una maldición que el monarca se empeñaba en negar, pero que le impedia mostrar públicamente la dichosa joyita.

En el año 1715, el Rey le mostró el diamante al embajador del Sha de Persia para que viera que el objeto no podía hacerle ningún mal. Poco tiempo después murió nuestro amigo el rey de manera inesperada, así que la maldición tomó cuerpo definitivamente. Su sucesor, Luis XV, no quiso tocarla siquiera y ordenó conservarla en un cofre. Lo mismo pasó con el siguiente rey, Luis XVI... hasta que se casó con la célebre Maria Antonieta.

En el año 1774, la esposa del rey decidió pedirle el diamante a su esposo para llevarlo en una fiesta y luego se lo prestó a la princesa de Lamballe. Los tres murieron en la guillotina, víctimas de la Revolución Francesa, confirmando la mala fama del diamante.

Cuando agonizaba la Revolución, unos ladrones lo robaron de la colección de joyas reales. Sólo uno de ellos vivió hasta 1820, cuando decidió venderlo al holandés Wilhelm Fals, que cortó la joya en dos. No sabemos que pasó con el ladrón, pero sí que una de las mitades fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, duque de Brunswick, que poco después cayó en bancarrota y se suicidó. Aquí se pierde el rastro de esta mitad de la joya.

La segunda la conservó el holandés hasta que su hijo se la robó y la vendió a un tal Baulieu. Fals murió a los pocos dias del robo y poco tiempo después de vender el diamante se suicidó el hijo ladrón.

Del tal Beaulieu solo se sabe que lo vendió a un comerciante, David Eliason, que a su vez también la vendió rápidamente al rey Jorge IV de Inglaterra, que la hizo incrustar en su corona pensando que la maldición era pura superstición. El caso es que murió poco después y la familia real quiso aprovechar el mal fario: decidió regalarlo al entonces gran enemigo ruso, el príncipe Iván Kanitowski.

El príncipe, informado de la gracia que tenía el regalo, se deshizo de él obsequiándoselo a una vedette que le ponía un poquito tierno. La joven murió asesinada dos días después por unos desconocidos.

Los siguientes propietarios de la joya, el griego Simón Montarides, Abdul Hamid II y la familia MacLean también sufrieron muertes trágicas, hasta que llegó a las manos de Henry Phillip Hope en 1824, que por lo visto acabó con la maldición. Tras pasar de mano en mano por toda la familia y los descendientes terminó en manos del famoso joyero Pierre Cartier, que luego lo vendió a un tal Winston, que a su vez lo donó al Museo Nacional de Historia Natural el 10 de noviembre de 1958. Este hombre, de forma sorprendente y curiosa, lo envió en un sobre de papel de estraza, por medio del servicio postal nacional.

Besos a tod@s