viernes, 3 de abril de 2009

UNA NUEVA VICISITUD. Malditos sean los medicos...

Hola, amigos:

No sé si reuniré fuerzas suficientes para publicar este post. Tal es mi desazón y desánimo ante lo que me han hecho.

Pero se acerca la Semana Santa y no creo que vaya a publicar nada en esos días, así que quiero contaros mi última vicisitud, tan estremecedora que aún se me saltan las lágrimas.

Sabéis de mis andanzas médicas por la historia de "no hay nada peor que...", así que sobran los comentarios acerca de la simpatía que me producen los profesionales de la medicina. Creo ser de los pocos heterosexuales que no se pone cachondo ante la foto erótica de una mujer vestida de enfermera, y a partir de hoy todavía menos.

Porque, no sé como decirlo, hace unos días... he ido al médico porque tengo un bultito a la altura del hueso coxis (mi difunta abuela diría "hueso cuquis"), justo encima del ojete, como un dintel adornando una puerta trasera.

No, no es una inflamación consecuencia de haberle rendido homenaje a los griegos. Soy virgen por esa zona. Es un bultito, así que acudí al médico de cabecera.

Hora: 12:00, Consulta nº1 - decía el papelito de cita previa.

Doctora M. G. R. - decía el rótulo de la puerta.

Tenías que ponerte los gayumbos de pececitos, capullo - decía mi conciencia.

Mientras esperaba la llamada, mis reflexiones iban por buen camino. Era doctora, no doctor. Sabía que tendría que bajarme los pantalones, y prefería hacerlo delante de una mujer. Sabía que tendría que ponerme en pompa, y prefería hacerlo delante de una fémina. Sabía que tendría que dejarme tocar el culo, y prefería que me lo hiciese alguien del sexo opuesto. Por eso, cuando oí mi nombre bien pronunciado, mi ánimo no flaqueaba.

Y al abrir la puerta me encuentro con la mujer mas grande del mundo. Grande, muy grande toda ella, y muy fea también, lo que descartaba cualquier posibilidad de estímulo erótico, para mi tranquilidad.

Adelante, Miguel, siéntese - me dijo con esa boca enorme como el Arco de la Macarena- dígame que le pasa.

Sospechando su galardón de dama de honor en el concurso Fea del Universo , sólo por detrás de Teresa Fernández De la Vega, comprobé con curiosidad que, gracias a la diferencia de altura, solo podría mirarle a los ojos mientras ella permaneciera sentada y yo estuviese de pie. En el instante en que tomé asiento me sentí como Pulgarcito hablando con el oso Yogui y le conté mi problema.

Tendrá que bajarse los pantalones, darse la vuelta y apoyarse en la camilla.

Claro, doctora.

¡Vaya! ¡Qué gayumbos tan divertidos! Eso es sentido del humor.

Ejem... si.

A ver, separe las piernas... Muy bien... Ahora relájese, que le haré un tacto rectal.

De pronto recordé lo alta que era, lo grande que era, y también recordé sus manos, con esos dedos que parecían salchichones. Comencé a negarme, pero era muy lista. Utilizaba vaselina de la que no huele, así que me cogió desprevenido porque además era rápida... y me metió aquel dedo enorme como una morcilla por el mismísimo.

Qué sensación, Dios mio.

Intenté tragar saliva y no pude, no sé si la garganta se cerró por incomodidad o porque el dedo había llegado a la campanilla.

Qué forma de dilatar el esfínter. Qué dolor, la madre que me parió.

Entre lágrimas, oía sus comentarios - bien... bueno... uhum... esto ya está... - y sentí como su dedo abandonaba mi puerta de atrás con presteza. Estaba convencido de que se oiría un "pop" como cuando se descorcha una botella de cava, pero solo hubo silencio.

Mientras me subía los pantalones no pude evitar comparar un guante que estaba en la papelera con mi zapato. Eran del mismo tamaño, a pesar de que calzo un 42. Entonces volví a llorar.

Poco a poco me he autoconvencido de que no pasa nada, que no he perdido mi dignidad, pero siento una enorme desazón cada vez que pongo una caquita sin esfuerzo.

¿Habría necesitado empujarla con fuerza antes del suceso?- me pregunto.-¿será posible resistir los embates de la tortuguita habiendo dado tanto de sí la puerta trasera?

De lo primero nunca obtendré la respuesta. Lo segundo... no quiero ni pensarlo.

Besos tristes a tod@s


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Migue amor, vaya mesecito que llevas de pañuelo de lagrimas de todas y tus cosas medicas.
Cariño tu tranquilo que la tortuguita volverá a salir como antes porque todo vuelve a su ser y ya sería menos deo exagerao jajajaj.
Muchos bsitos y nos vemos el lunes en el cafe conileño jejejej.
Bsos de una d las plañideras del mes jaja.

Anónimo dijo...

bien, Miguel, bien. POBRE TORTUGUITAA!! y es que es lo primero que leo tuyo. Es que de tu hermano también he leido algo de tortuguitas. Y gatos y un tal bao wa,...
EVA, TU CONCUÑAAAA..

Anónimo dijo...

Dear Mike, me sorprende lo contestado que eres por las féminas (bueno a la llorona la vamos a obviar por plasta).

Lucre

Mike dijo...

Dear Lucrecia:

No me gusta el futbol, me encanta leer, no entiendo de coches ni de motos y no suelo hablar de mis ligues, así que suelo llevarme mejor con chicas que con chicos, por eso es normal en mí estar rodeado de mas amigas que amigos. Si a eso le unimos mi sex-appeal brutal y salvaje... no deberias extrañarte.

Y la que firma como plañidera no es plasta precisamente, no seas mala. Bueno, sí, un poco al menos. Haz honor a tu nick, que me tiene intrigado y me gusta.

Many kisses without tongue.

P.D.: De nada por la dedicatoria del post del Dalai Lama...

Anónimo dijo...

Dear Mike, gracias, gracias por el post... creí haberlas dado...