miércoles, 12 de agosto de 2009

MANO DE HIERRO

Hola, amigos:

Aquí estamos de vuelta. Lo que iba a ser cuestión de un mes se ha convertido en un calvario de tres meses, pero ya tengo casi listo el culo nuevo, llego con energías renovadas y estoy rebosante de gratitud hacia todos los que os habéis preocupado por mi bienestar. Hoy vamos con una historia que dedico a mi amigo "Chopo", ortopedista de pro y buena gente. Allá vamos.

Hoy os presento a Götz von Berlichingen, un caballero imperial que vivió en Alemania a principios del siglo XVI, conocido con el sobrenombre de “Mano de hierro”.

Lo curioso es que este apodo no se lo ganó porque fuera un caballero de implacables y rudos métodos, que lo era, sino porque en su brazo derecho llevaba una prótesis, una mano ortopédica de hierro completamente funcional con la que Berlinchingen podía empuñar su espada, librar batallas, manejar las riendas de su caballo e incluso escribir. La primera de la historia.

Nuestro amigo nació alrededor de 1480. Fue un mercenario especialmente adicto a venderse al mejor postor en tiempos de guerra y a quebrantar la ley en tiempos de paz. Lo mismo asaltaba caminos que peleaba junto al emperador Maximiliano. Era legendaria su bravura en el combate y el desprecio que sentía hacia el enemigo. En una ocasión, cuando estaba asediado le pidieron que se rindiera, y Berlinchingen les contestó: “Er kann mich im Arsche lecken”, que viene a ser “Bésame el culo” libremente traducido. Cuando ganó aquella batalla, la frase se acabó convirtiendo en su lema antes de entrar en combate.

En 1504, cuando tenía 42 años, un cañonazo le arrancó la mano derecha. Estuvo a punto de perder también su medio de vida, porque un guerrero sin mano que empuñase una espada no era un guerrero, pero tras una penosa recuperación de varios meses volvió a escena con un curioso mecanismo metálico en su brazo.

Era una especie de guantelete de hierro con engranajes interiores que llevaba sujeto al codo y que además de tener alguna movilidad propia, podía fijar la posición de los dedos con diez ruedas mecánicas, lo que le permitía coger una espada, las riendas del caballo o una lanza.

Posteriormente fue modificada de forma que tenía varias prótesis intercambiables, pensadas para poder hacer una vida casi normal, lo que le permitió seguir guerreando 38 años mas.

Tan práctica le resultó la mano al caballero que poco antes de morir, con 80 años y en su cama, dijo de ella: ” Me ha prestado más servicios en lucha, que nunca lo hiciera la de carne”.

El artilugio es la primera prótesis funcional conocida de la historia y aún hoy en día sigue sorprendiendo por lo ingenioso de su diseño. Por desgracia se ignora absolutamente todo de su origen y del genio que la creó. Era tan sofisticada que se tardó 400 años en volver a fabricar una semejante y no sería hasta principios del siglo XX cuando el doctor Sauerbruch desarrollase una prótesis similar, además con un diseño basado en el mecanismo de la mano de Berlichingen.

Besos a tod@s



2 comentarios:

Anónimo dijo...

yo juraría que he leído ésto en otro sitio.....ah¡la nota de agradecimiento que Ana Obregón escribió en el Hola... "pero ya tengo casi listas las tetas nuevas, llego con energías renovadas y estoy rebosante de gratitud hacia todos los que os habéis preocupado por mi bienestar"
Me alegro que estés de vuelta,
Lucre XXX

Mike dijo...

Gracias, Mrs Borgia, y será un placer volver a leer tus comentarios deliciosamente mordaces y provocadores.