martes, 19 de enero de 2010

ABRAHAM

Hola, amigos:

La Navidad pasada me ha dejado el corazón repleto de felicidad. Es lo que se suele decir cuando te jode que algunas personas que de verdad querían regalarte algo no han podido hacerlo por la crisis. Así que he reflexionado sobre lo humano y lo divino y mira por donde me acordé de Abraham, el de la Biblia, personaje curioso donde los haya, inventor de los contratos exclusivos, la prostitución familiar y creador del stress post-traumático filial.

Aviso a los creyentes verdaderos: no sigais leyendo.

Vamos allá.

Nuestro amigo nació en el siglo XV A.C. cerca de la ciudad de Ur, en Caldea, con el nombre de Abram (he escrito bien, Abram, la "h" le vendría después). Era hijo de un pastor nómada, uno más entre los jefecillos de las tribus que merodeaban entre Egipto y Babilonia, los dos grandes imperios de la época en aquella zona. Cuando llegó el momento se casó con una chica de la tribu llamada Sara, un auténtico cañon al parecer, y se puso manos a la obra para tener descendencia aunque con poca fortuna porque la nena era estéril. Tanto él como su familia idolatraban a un montón de dioses y se hartaron de rogarles un heredero. Ninguno les hizo caso, se supone que porque ninguno era el verdadero.

Siendo muy jovencito, a los 75 años de edad, se le apareció Dios y le propuso un contrato en exclusiva. El ser divino designaba a nuestro amigo como el origen de un pueblo, destinado a mandar sobre una tierra llamada Canaan, a cambio de ser su único dios. Parece un buen acuerdo para un pastor nómada que estaría un poco harto de vagar de aquí para allá y al que los dioses que conocía no le hacían ni puto caso. También para Dios porque tendría un pueblo enterito para él, no como Ra en Egipto, que sufría la competencia de Osiris, Amón, Sobek, Atón, etc.


Parece curioso que un ser tan poderoso, omnipotente y divino vague por un desierto sin pueblo que lo reconozca, y acabe como dios de un pastor en vez de ser el guía de un pueblo como el maya o el chino. A lo mejor quería empezar desde abajo, no como Ra, tan soberbio él.

A pesar de tener ahora una tierra para él solo y sus posibles descendientes Abram continuó viajando. Tras su acuerdo con Dios visitó Egipto con su bellísima esposa Sara, a la que hizo pasar por su hermana por miedo a que el faraón lo matase para casarse con ella. Afortunadamente todo salió bien y salió del país cubierto de oro, ayudado por su nuevo amigo divino.

Mi interpretación de los hechos es bastante más impura. En toda la comarca se sabía que los faraones llamaban "hermana" a su esposa principal, gustaban de yacer con las mujeres extranjeras atraídos por su exotismo y solían cubrir de oro al cornudo forzoso para atender el fruto de un posible embarazo. Sara fue presentada como "hermana", era una extranjera bellísima y Abram se fue de Egipto cubierto de oro sin que nadie, ni siquiera la Biblia, sepa como lo hizo. Dado que la dama era estéril, el riesgo de embarazo era cero, pero eso seguro que no lo sabía el faraón. Blanco y en botella...

Cargadito de riquezas se encaminó hacia el Reino de Gerar, donde volvió a hacer pasar a Sara por su hermana. El rey Abimelec se quedó prendado de ella y la intentó tomar por esposa, pero fue avisado en sueños del inminente adulterio. En el sueño se le castigaba con la esterilidad de todas sus mujeres y se le anunciaba la muerte si no pedía perdón a Abram. El rey se excusó afirmando su inocencia e ignorancia y desagravió a nuestro amigo con regalos permitiéndole asentarse en el lugar que le diera la gana y sellando un pacto por un pozo disputado entre ambos.

Este pasaje nos demuestra que la sordidez de Abram era tan infinita como su nuevo dios. La Biblia presenta a Abimelec como un rey pero en realidad era otro jefecillo tribal. El caso es que nuestro amigo aparece con un pibón que presenta como su hermana y la pasea delante de Abimelec. El amiguete concibe pensamientos tan impuros como lógicos, se la lleva al dormitorio y se busca la ruina porque el adulterio está penado con la muerte aunque se haga sin querer. Menos mal que Abram estaba dispuesto a llegar a un acuerdo... otra vez blanco y en botella.

Así que nuestro amigo, a estas alturas, tenía tierras, ganado, esclavos, siervos y todo lo que un pequeño jefe podía desear gracias a su acuerdo con Dios y el uso inteligente de su mujer. Bueno, todo menos descendencia.

Afortunadamente, su amante esposa y prostituta ocasional forzosa le ofreció una esclava llamada Agar a ver si había un poquito de suerte. La hubo y el bebé tuvo una gestación viajera porque la buena disposición de Sara acabó en cuanto la esclava se quedó preñada y la obligó a irse al desierto. Es posible que pensara que la culpa de no tener niños fuera también del marido y al demostrarse su virilidad cogiese un rebote considerable, pero parece más lógica la opción de que Abram le puso los cuernos y el pastel se destapó con la llegada del bombo. El caso es que Dios se le apareció a todo el mundo, puso paz y Agar dio a luz a un niño sano y feliz llamado Ismael.

Al cumplir 99 años de edad nuestro amigo estaba hecho un chaval y el Señor se le apareció de nuevo para confirmar su pacto. Posiblemente era como algunos contratos temporales modernos, renovable con incentivos, y en la reunión nuestro amigo recibió un regalito de Dios. En vez de darle un juego de sartenes o una vajilla, como los actuales bancos, le informó de que Sara daría a luz a un hijo al cabo de un año llamado Isaac, ordenó que todos los descendientes masculinos deberían circuncidarse a partir de ese momento y decidió añadir una "h" al nombre pasando a llamarle Abraham. En cuanto a Ismael, le anunció que engendraría doce príncipes que se convertirían en una gran nación.

Llama la atención que Dios cambie "Abram", un nombre común, por "Abraham", que no era un nombre sino una palabra que significa literalmente "padre de multitudes". Es muy raro porque la descendencia de Abraham era escuálida: un solo hijo por venir y otro bastardo. Todo parece mas claro cuando constatamos el título venía a ser en la época uno de los calificativos aplicados a un señor, jefe, rey...

La ratificación del acuerdo se produjo un poco mas tarde. Como en la época no existían las notarías, se formalizó en un encinar donde se le apareció Dios junto a dos ángeles bellísimos, imagino que en calidad de testigos, los tres con forma humana. Los ángeles se quedaron con Abraham y fueron con él hasta Sodoma, donde se alojaron en casa de su sobrino, Lot.

Es posible que Dios no fuera muy cuidadoso con los detalles y mandase a un antro de sodomía (del nombre de la ciudad viene la palabra) a dos angelitos con pinta de ser gays. También es posible que lo hiciera a propósito para constatar la sordidez de los ciudadanos y sus vecinos de Gomorra. El caso es que toda Sodoma se apostó ante las puertas de Lot exigiendo la entrega de los efebos, a lo que Lot se negó hasta el punto de ofrecer a sus hijas a cambio de que dejaran en paz a los supuestos ángeles mariquitas.

Desconozco lo que las niñas pensaron de su padre al ver el papel que les asignaba en la negociación, pero dado que su tío prostituía a su tía y la usaba para sus estafas no les sonaría descabellado lo que Lot intentaba hacer con ellas. El caso es que los sodomitas rechazaron el ofrecimiento, insistieron con los angelitos y Dios acabó tan cabreado que ni el mismísimo Abraham fue capaz de calmarlo, acabando con las dos perversas ciudades. Solo Lot y su familia se salvaron, aunque la vena cotilla de su mujer acabó por convertirla en estatua de sal durante la huida. Ya podía pasar lo mismo con los que salen en DEC, Sálvame y todos esos programas.

Tras estas aventuras suponemos que Abraham había cumplido su parte del trato, porque Sara se quedó embarazada y finalmente dio a luz a Isaac, lo que aseguraba la descendencia legítima de nuestro amigo y a cambio colocaba en una situación delicada al bastardo Ismael, que ya no era el heredero del imperio, aunque su suerte pudo cambiar cuando Dios y su padre se pusieron de acuerdo para darle un susto de muerte al pobre Isaac.

Al divino se le antojó probar la fe de Abraham y no se le ocurrió otra cosa que pedirle que matara a su hijo en un sacrificio si quería continuar con su favor. Nuestro amigo no dudó un solo segundo. Se fue al desierto con Issac a la búsqueda del lugar adecuado y cuando lo encontró le pidió a su hijo que cargase la leña para hacer un sacrificio. El chaval no hacía mas que preguntar dónde estaba el animal que sacrificarían pero su padre no soltó prenda hasta que llegaron a la cima y el hijo se vió enmarronado y con un cuchillo al cuello. Teniendo en cuenta que Isaac tenía 40 años en aquél momento la duda es si el nene era retrasado mental o simplemente gilipollas y quizá la idea de que lo sacrificaran no sea tan descabellada. Afortunadamente un ángel se les apareció, impidió el asesinato y recompensó a Abraham por su obediencia con mas tierras y bendiciones, tras lo que volvieron a la civilización, pero no al campamento donde estaba Sara.

Así que Ismael vio su gozo en un pozo e Isaac constató que un puñado de ovejas y un trozo de tierra eran bastante más importantes para su padre que él mismo. También parece que Abraham no confiaba mucho en que Dios lo protegiese del cabreo de su esposa. A ver quien era el guapo que le explicaba a Sara que después de pasar por la cama de un faraón y un reyezuelo para que su marido hiciera fortuna y esperar 99 años para tener descendencia, su podridamente rico marido sería capaz de matar a su hijo a cambio de mas poder. Al contrario que cuando nació Ismael, el ser divino no hizo acto de presencia para poner paz, ya se sabe que a una madre enfurecida no puede pararla ni Dios.

Tras este incidente Abraham se dedicó a administrar su patrimonio lejos de su cabreada consorte, asegurar la sucesión de su hijo y procrear como un conejo con una concubina llamada Quetura. Murió a los 175 años de edad. La leyenda judía dice que iba a vivir ciento ochenta años, pero que Dios acabó con su vida antes de tiempo porque sintió que Abraham no necesitaba pasar por el dolor de ver las perversiones de su nieto Esau.

Las perversiones consistian en una pelea entre Esau y su hermano por la herencia de Isaac, no parece tan difícil de soportar por alguien que no tuvo escrúpulos en prostituir a su esposa, ponerle los cuernos y sacrificar a su hijo, pero los caminos de Dios son inescrutables.

Abraham es considerado el padre del judaismo y como tal una de las figuras mas importantes para cristianos y musulmanes, lo que me garantiza el odio del 52,60% de la población mundial en caso de que todos lean este post.

Su esposa Sara murió antes que él, a los 127 años de edad.

Su hijo Ismael no volvió a saber de la promesa hecha por Dios acerca de se padre de doce príncipes.

Se sospecha que los dos ángeles gays de la historia de Sodoma se reencarnaron en Jaime Cantizano y Jesús Vazquez.

Besos a tod@s.

1 comentario:

pansinsal dijo...

como siempre, tio, no cambies...y al que se moleste que se atragante con un apio