jueves, 3 de septiembre de 2009

VIAJE EN EL TIEMPO

Hola, amigos:

No, no me refiero al viaje al pasado vía botox que efectúan los famosillos decrépitos, sino a los saltos en el tiempo, hacia el futuro, que se han dado a través de los siglos. Que sí, que se han dado. Algunos están hasta documentados. Dios mío, parezco Iker Jiménez...

El más llamativo tuvo lugar en el siglo XVI, donde todo el mundo experimentó el hecho de adelantarse diez días hacia el futuro. ¿Como fue posible? Gracias al representante directo de Dios en la Tierra: el Papa Gregorio XIII.

Desde la antigüedad, la gente se regía por las fases de la luna, ya que determinaban las mareas, fundamentales para el comercio marítimo; los eclipses, fundamentales para las diferentes religiones; las cosechas, fundamentales para el alimento y el comercio terrestre; y la menstruación femenina, fundamental para el sexo de los más escrupulosos.

El caso es que era un calendario poco fiable. Los romanos, por ejemplo, siempre tan prácticos para todo, se encontraban con meses de 40 días y otros de 15 y con mucha frecuencia las primaveras solares podían coincidir con inviernos virtuales en el calendario y varias veces estuvieron a punto de cambiarlo.

En el año 46 AdC, Julio César decidió romper de una vez por todas con la tradición, terminó con el lunar e instituyó el uso del solar. Para ello pidió a los matemáticos mas capacitados que calculasen la duración exacta del año, y la suma resultante fue 365,25 días. Este calendario, llamado Juliano en su honor, contenía meses de 30 y 31 días, excepto febrero que tenía 28 días y 29 en los años bisiestos. Dada la tecnología de la época, el cálculo fue tremendamente exacto porque sólo se equivocó en 11 minutos y 14 segundos.

En aquel momento, el error no tuvo ninguna importancia, pero...

1600 años más tarde, a mediados del siglo XVI, el calendario llevaba 10 días de adelanto a las estaciones.
En 1582 el papa Gregorio XIII (1502-1585) ordenó revisarlo y por decreto divino ese año se suprimieron los días comprendidos entre el 5 y el 15 de octubre. Desde entonces, el calendario pasó a llamarse gregoriano y encontramos como ejemplo de este salto al futuro a Santa Teresa de Jesús, que murió el 4 de Octubre de 1582 y fue enterrada el día 15 del mismo mes, aunque en realidad era el día siguiente.

Originó también una confusión muy corriente, que consiste en decir que Cervantes y William Shakespeare murieron el mismo día del mismo año. Pero no es así.

Cervantes murió el 23 de Abril de 1616… del calendario gregoriano, que ya regía en España. Shakespeare también lo hizo, en efecto, el 23 de Abril, pero del calendario juliano (3 de mayo en el gregoriano), vigente todavía en Inglaterra.

Lo más llamativo es que la gente salió a las calles indignada formando lo que hoy día llamaríamos masivas manifestaciones. El pueblo llano era inculto, los burgueses algo menos, pero no estaban demasiado formados, así que tomaron las plazas principales y las Iglesias al grito unánime contra la reforma por una razón de bastante peso: el Papa les había quitado diez días de vida.

Hay tambien un segundo salto la mar de interesante, que tuvo lugar de forma intermitente en Inglaterra.

En 1901 el rey Eduardo VII ordenó adelantar media hora los 180 relojes de la finca de Sandringham, con la intención de disponer de más tiempo para cazar. En consecuencia, toda la actividad comercial de la comarca se regía por la peculiar “hora de Sandringham” siempre que el monarca andaba por los alrededores y volvía a la hora del país cuando se volvía a Londres. Su sucesor, Jorge V, mantuvo aquella costumbre pero Eduardo VIII volvió a sincronizar los relojes con los del resto del reino en 1936.

Besos a tod@s


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