Hola, amigos:
En primer lugar quiero dar publicidad al blog de mi hermano, http://erpansinsal.blogspot.com/. Si le echais un vistazo podreis comprobar cómo lo mio no es del todo culpa del que escribe, que hay un componente genético responsable de que sea como soy.
Y ahora navegamos de nuevo hacia las profundidades de mi interior, aunque esta vez os cuento una historia de la que fui testigo imparcial. Es un asunto turbio, oscuro a más no poder, censurado y silenciado por las autoridades militares, del que solo unos pocos tenemos conocimiento. Yo en concreto porque en aquella época estaba haciendo la mili y era el pringadillo al que le tocó la barrera del puesto de acceso, en primera fila de los acontecimientos.
Los que me conocéis bien sabéis que solo hice tres guardias y las tres fueron apoteósicas. Esta es la que menos veces he contado y por eso la publico.
La cosa aconteció mas o menos así:
Mayo de 1994. El verano parecía adelantarse. Estábamos en el segundo día de una ola de calor del demonio, era sábado por la tarde. El cabo de guardia dormitaba dentro de la casetilla de acceso a la base, con su aparato de aire acondicionado a 25ºC aproximadamente. Yo me deshidrataba junto a la barrera, al sol, a 37ºC, acordándome del "los cojones" que supuso la respuesta de mi superior a la pregunta "¿no puedo hacer la guardia desde la casetilla, mi cabo?".
Debo reconocer que también me acordaba de todos y cada uno de sus muertos, las cosas como son.
De pronto apareció una furgoneta Renault Express blanca, con el lateral lleno de bollos, que se paró en la barrera a mi voz de "deténgase, por favor".
Venimos a reparar el aire acondicionado del despacho del coronel. Nos han dado este fax, donde hacen la petición.
Y nos enseñó un papel arrugado, con una raya negra en vertical que atravesaba la página medio tapando el membrete.
El cabo llamó a secretaría y como era sábado por la tarde no había nadie.
El cabo llamó al suboficial de guardia, pero estaba ilocalizable.
El cabo llamó al oficial de guardia, que estaba durmiendo la siesta, se cabreó y dijo que no sabía nada.
Lo siento, no pueden entrar.
Muy bien, pero ayer insistieron una barbaridad en que el lunes tenía que estar funcionando porque el coronel está sudando la gota gorda. ¿Puede firmarnos el parte de haber venido y no haber entrado por orden suya, por favor? Aquí, ponga su nombre, cargo y DNI.
Pero...
Entiéndame, cabo. Yo soy un mandado, la bronca que se la monten al que sea de la base, pero no a mí.
A ver, un momento.
El cabo llamó de nuevo al oficial de guardia, le contó la película, intercambió impresiones mas o menos airadas y entre los dos decidieron que mejor que pasasen los técnicos.
Al cabo de media hora llegó la furgoneta de nuevo al control.
Hay que cambiar el compresor y eso mejor lo hacemos en el taller. ¿no nos pueden dar algún papelito o permiso o algo cuando volvamos para no tener que esperar tanto tiempo?
No se preocupen que hemos tomado nota y en el cambio de guardia lo comentamos. Podrán pasar de nuevo sin problemas.
Vale, hasta luego.
Adiós.
Pero no volvieron esa tarde. Ni el domingo. Ni el lunes. Y el martes me mandaron llamar, como integrante de la guardia del fin de semana que había sido.
Cuando terminé de declarar todo lo que os he referido hasta ahora me entretuve hablando con mi colega de secretaría y me enteré de lo que había pasado. La conversación entre el capitán y el coronel fue mas o menos así:
A sus órdenes, mi coronel. Sin novedad el fin de semana. Ya se han llevado el aire acondicionado de su despacho.
¿Qué?
El aire acondicionado, que lo están reparando, mi coronel.
Pero si funcionaba perfectamente, aquí no se ha llamado a nadie...
Del aire acondicionado nunca mas se supo. Ni del asunto, silenciado prudentemente pero de forma tajante por la oficialidad de la base.
Hasta ahora.
Besos a tod@s.
En primer lugar quiero dar publicidad al blog de mi hermano, http://erpansinsal.blogspot.com/. Si le echais un vistazo podreis comprobar cómo lo mio no es del todo culpa del que escribe, que hay un componente genético responsable de que sea como soy.
Y ahora navegamos de nuevo hacia las profundidades de mi interior, aunque esta vez os cuento una historia de la que fui testigo imparcial. Es un asunto turbio, oscuro a más no poder, censurado y silenciado por las autoridades militares, del que solo unos pocos tenemos conocimiento. Yo en concreto porque en aquella época estaba haciendo la mili y era el pringadillo al que le tocó la barrera del puesto de acceso, en primera fila de los acontecimientos.
Los que me conocéis bien sabéis que solo hice tres guardias y las tres fueron apoteósicas. Esta es la que menos veces he contado y por eso la publico.
La cosa aconteció mas o menos así:
Mayo de 1994. El verano parecía adelantarse. Estábamos en el segundo día de una ola de calor del demonio, era sábado por la tarde. El cabo de guardia dormitaba dentro de la casetilla de acceso a la base, con su aparato de aire acondicionado a 25ºC aproximadamente. Yo me deshidrataba junto a la barrera, al sol, a 37ºC, acordándome del "los cojones" que supuso la respuesta de mi superior a la pregunta "¿no puedo hacer la guardia desde la casetilla, mi cabo?".
Debo reconocer que también me acordaba de todos y cada uno de sus muertos, las cosas como son.
De pronto apareció una furgoneta Renault Express blanca, con el lateral lleno de bollos, que se paró en la barrera a mi voz de "deténgase, por favor".
Venimos a reparar el aire acondicionado del despacho del coronel. Nos han dado este fax, donde hacen la petición.
Y nos enseñó un papel arrugado, con una raya negra en vertical que atravesaba la página medio tapando el membrete.
El cabo llamó a secretaría y como era sábado por la tarde no había nadie.
El cabo llamó al suboficial de guardia, pero estaba ilocalizable.
El cabo llamó al oficial de guardia, que estaba durmiendo la siesta, se cabreó y dijo que no sabía nada.
Lo siento, no pueden entrar.
Muy bien, pero ayer insistieron una barbaridad en que el lunes tenía que estar funcionando porque el coronel está sudando la gota gorda. ¿Puede firmarnos el parte de haber venido y no haber entrado por orden suya, por favor? Aquí, ponga su nombre, cargo y DNI.
Pero...
Entiéndame, cabo. Yo soy un mandado, la bronca que se la monten al que sea de la base, pero no a mí.
A ver, un momento.
El cabo llamó de nuevo al oficial de guardia, le contó la película, intercambió impresiones mas o menos airadas y entre los dos decidieron que mejor que pasasen los técnicos.
Al cabo de media hora llegó la furgoneta de nuevo al control.
Hay que cambiar el compresor y eso mejor lo hacemos en el taller. ¿no nos pueden dar algún papelito o permiso o algo cuando volvamos para no tener que esperar tanto tiempo?
No se preocupen que hemos tomado nota y en el cambio de guardia lo comentamos. Podrán pasar de nuevo sin problemas.
Vale, hasta luego.
Adiós.
Pero no volvieron esa tarde. Ni el domingo. Ni el lunes. Y el martes me mandaron llamar, como integrante de la guardia del fin de semana que había sido.
Cuando terminé de declarar todo lo que os he referido hasta ahora me entretuve hablando con mi colega de secretaría y me enteré de lo que había pasado. La conversación entre el capitán y el coronel fue mas o menos así:
A sus órdenes, mi coronel. Sin novedad el fin de semana. Ya se han llevado el aire acondicionado de su despacho.
¿Qué?
El aire acondicionado, que lo están reparando, mi coronel.
Pero si funcionaba perfectamente, aquí no se ha llamado a nadie...
Del aire acondicionado nunca mas se supo. Ni del asunto, silenciado prudentemente pero de forma tajante por la oficialidad de la base.
Hasta ahora.
Besos a tod@s.
2 comentarios:
La guardia de las cabras, amigo. Tienes que contar la de las cabras...
tienes que contarla, si, la de las cabraaaaas.....compártela, quilloo...
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