Hola, amigos:
Muchos habréis oido hablar del glaciar Perito Moreno en Argentina. Todos los años vemos en los telediarios imágenes impresionantes de como caen trozos gigantescos al mar durante el deshielo. Pues bien, el sitio desde donde se filman esas imágenes es otro glaciar, llamado Gunter Plüschow en honor de un alemán, capitán de la marina alemana, héroe de la Primera Guerra Mundial, aviador, espía, escritor, fotógrafo y documentalista. Su vida fué intensa y no tuvo desperdicio. Allá vamos.
Plüschow nace el 8 de febrero de 1886 en Munich, pero enseguida se va a Roma, donde su padre dirige un museo. Crece en un ambiente de libertad en casa y se convierte en el ojito derecho de la familia. Con sólo 4 años obtenemos la primera muestra de su carácter: su madre lo sorprende vendiendo las colillas de los cigarrillos de su padre a los transeúntes para ganarse un dinerito, así que decide inscribir al travieso Gunther en un colegio jesuita francés.
Más tarde su familia se traslada a Mecklemburgo, Alemania, donde Plüschow, con once años, se convierte en tutor de compañeros de colegio mayores que él, a los que ayuda con el inglés, idioma que dominaba al igual que el francés, el italiano y algo de español. En uno de los lagos de esa bella zona conoce a un viejo navegante, lo que le lleva en 1897 a ingresar en el Liceo Naval de Ploën, en Schlosberg. En 1905, ya seguro de su vocación por el mar, entra en la prestigiosa Escuela de la Marina Imperial Alemana.
Una tarde de invierno, leyendo en la biblioteca del liceo con sus compañeros, encuentra en un libro la foto de un viejo buque alemán junto a montañas nevadas: la Tierra del Fuego. Nuestro amigo queda fascinado y convierte esa postal en un refugio donde su imaginación volará durante toda su vida:
"Arranqué la postal del libro y la pegué en mi armario; juré que alguna vez llegaría y conquistaría ese remoto lugar"- escribió.
En 1912, con 28 años, Plüschow termina su período de formación en la escuela naval y da la vuelta al mundo en el velero escuela "Storch". En cada puerto se mezclaba y trataba de conocer a la gente del lugar. Pronto se hizo muy conocido por señalar machaconamente las injusticias que se cometían los sitios que visitaba y por eso sus camaradas pensaban que tenía un carácter demasiado rebelde para la profesión militar. Sin embargo, es nombrado primer comandante de una torpedera y luego le ofrecen la plaza de oficial inspector en Mürwen.
Pero no le atraía demasiado así que pide permiso para ser instruido como aviador en el Aeropuerto de Johannisthal. Fué todo un escándalo, porque en aquella época era poco menos que una herejía renunciar a un cargo tan importante por volar, o lo que es lo mismo, hacer el loco. En tan sólo dos semanas, la academia Rumpler lo nombra piloto y mecánico de aviones y lo manda literalmente al culo del mundo: Lo asigna como aviador militar y observador aéreo de Tsingtao, una colonia alemana en China, junto al mar Amarillo.
En 1914, tras la declaración de la Primera Guerra Mundial, se hace famoso por sus vuelos arriesgados, dejándose perseguir por aviones japoneses, más modernos, burlándose de ellos y sorteando sus ataques. Al final, los japoneses toman Tsingtao y Plüschow huye con documentos secretos que debe llevar a Alemania. Al poco de despegar desciende con su avión, lo quema simulando un accidente y comienza un viaje increíble por territorio enemigo, que lo llevará por Shanghai, Pekín, San Francisco, Los Angeles y Nueva York (Estados Unidos ya estaba en guerra con Alemania y lo podían haber fusilado por espía). Allí, en un desesperado intento por llegar a su patria, se embarca con documentos falsos en un buque. Pero es descubierto en Gibraltar y enviado a la Prisión Militar de Donnigton Hill, en Irlanda, pero se escapa al poco tiempo.
"Me ocultaba en Londres vestido con ropas de peón; me escondía a la noche en el Museo Británico, donde leía libros de viajeros a la Patagonia y estudiaba viejos mapas", contaría en sus memorias.
Consigue el nombre de un barco que va a Holanda y sube como polizón. Cuando por fin retorna a Alemania, es confundido con un espía y casi lo fusilan.
Su increíble odisea había durado nueve meses y le convierte en todo un héroe en una Alemania necesitada de moral, muy baja por el transcurso de la Gran Guerra. La editorial Ullstein lo convence para que escriba un libro relatando sus aventuras. El libro vende 600.000 ejemplares.
Nuestro amigo Plüschow era un patriota pero en 1919, decepcionado por el caos social de Alemania, renuncia al ejército. Aprovecha su prestigio y convence a varios empresarios para que formen una compañía aeropostal: así nace AeroLloyd, y él realiza el primer vuelo entre Berlín y el Weimar. Esa compañía será, en el futuro, Lufthansa.
Aburrido y falto de acción, se presenta a los exámenes de capitán de buque mercante. Por su prestigio, lo contratan para llevar pasajeros y turistas por el Mediterráneo. Al poco tiempo, su mujer recibe un telegrama desde Grecia:
"Me he encontrado con mi viejo camarada Laeitz, quien conducirá un crucero hacia América del Sur. He aceptado ser el cronista de ese viaje y filmarlo. Compra una cámara de fotos y una filmadora con su manual y envíamelos cuanto antes".
Isot, que así se llamaba su mujer, no tiene más remedio que "hacer las compras" indicadas por su marido y en septiembre de 1925 éste parte en el velero Parma, de cuatro mástiles, desde el puerto de Hamburgo. A los 75 días llegan a las islas Malvinas y luego, al cabo de Hornos, Chile y al puerto de Valdivia.
Recorre otros lugares de Chile, y conoce a Lauezzari, un residente alemán del cual se hace muy amigo, y que lo lleva a la zona del Paine, una montaña enorme. Allí mantienen una breve conversación:
¿Qué hay detrás del montaña?
Nadie lo sabe.
Pues volveré y lo averiguaré.
El romance con la Patagonia ya estaba declarado y la decisión de volver al Sur en el futuro para explorarla estaba tomada. Antes de que ello ocurra escribe su segundo libro, "Viaje en velero hacia el País de las Maravillas".
Durante un año se dedica a pedir apoyo para el viaje que pretende realizar y en octubre de 1927 parte del puerto de Busum en una pequeña goleta, que bautiza con el nombre de "Feuerland" (Tierra del Fuego), con destino a la Patagonia.
11 meses después llega al estrecho de Magallanes y lo atraviesa para entrar en Chile. A partir de ese momento, se convierte en un infatigable explorador, fotógrafo y documentalista. A fines de noviembre, recibe por piezas un hidroavión Heinkel HD24 que monta con la ayuda de su mecánico, Ernst Dreblow.
El 3 de diciembre de 1928 cumple uno de sus sueños y asombra a los habitantes de Ushuaia al ser el primer avión en amerizar en la bahía. Se conserva la foto de ese momento histórico y se puede ver a los alumnos de la escasa población con sus relucientes e impecables guardapolvos blancos.
Plüschow entrega la primera saca de correo por vía aérea con saludos del gobernador de Magallanes al gobernador de Ushuaia, y también una encomienda postal para uno de los reclusos de la famosa prisión. También filma todo el viaje, y eso permite apreciar las primeras imágenes aéreas de Punta Arenas, Ushuaia y la cordillera Darwin. Para los pobladores de las dos ciudades este vuelo significa el primer paso para romper el aislamiento que impedía el desarrollo en la zona.
En 1929 retorna a Alemania, donde publica su libro "Silbercondor" y edita su película.
A mediados de 1930 vuelve a la Patagonia, donde se encuentra con su avión deteriorado: las ratas se han comido la cola de pescado con que se elaboraba el pegamento del entelado de las alas y habían destruido el ala izquierda. Lo repara con su mecánico y reanuda su actividad realizando arriesgadísimos vuelos y filmando la región de los Hielos Continentales, el lago Argentino, el Perito Moreno y el lago Viedma.
El 25 de enero, una feroz corriente de aire que desciende de la Cordillera lo obliga a descender bruscamente en medio de un desfiladero de glaciares. Durante varios días intenta, junto a su copiloto, reparar una rotura del flotador y sospecha de algún daño que no consiguen localizar en el ala izquierda.
El diario de Plüschow es el único testimonio del desesperado intento de él y de su mecánico Dreblow por arreglar el avión. Lo hacen sumergidos en el agua, casi helándose, pasando hambre y sin herramientas adecuadas.
El 28 de enero es el último registro escrito. Apunta que a las 11 de la mañana harán un nuevo intento por salir de ese lugar. A las pocas horas, su avión se desploma sobre el lago Rico, a 70 km de Calafate.
Besos a tod@s menos a una.
Muchos habréis oido hablar del glaciar Perito Moreno en Argentina. Todos los años vemos en los telediarios imágenes impresionantes de como caen trozos gigantescos al mar durante el deshielo. Pues bien, el sitio desde donde se filman esas imágenes es otro glaciar, llamado Gunter Plüschow en honor de un alemán, capitán de la marina alemana, héroe de la Primera Guerra Mundial, aviador, espía, escritor, fotógrafo y documentalista. Su vida fué intensa y no tuvo desperdicio. Allá vamos.
Plüschow nace el 8 de febrero de 1886 en Munich, pero enseguida se va a Roma, donde su padre dirige un museo. Crece en un ambiente de libertad en casa y se convierte en el ojito derecho de la familia. Con sólo 4 años obtenemos la primera muestra de su carácter: su madre lo sorprende vendiendo las colillas de los cigarrillos de su padre a los transeúntes para ganarse un dinerito, así que decide inscribir al travieso Gunther en un colegio jesuita francés.
Más tarde su familia se traslada a Mecklemburgo, Alemania, donde Plüschow, con once años, se convierte en tutor de compañeros de colegio mayores que él, a los que ayuda con el inglés, idioma que dominaba al igual que el francés, el italiano y algo de español. En uno de los lagos de esa bella zona conoce a un viejo navegante, lo que le lleva en 1897 a ingresar en el Liceo Naval de Ploën, en Schlosberg. En 1905, ya seguro de su vocación por el mar, entra en la prestigiosa Escuela de la Marina Imperial Alemana.
Una tarde de invierno, leyendo en la biblioteca del liceo con sus compañeros, encuentra en un libro la foto de un viejo buque alemán junto a montañas nevadas: la Tierra del Fuego. Nuestro amigo queda fascinado y convierte esa postal en un refugio donde su imaginación volará durante toda su vida:
"Arranqué la postal del libro y la pegué en mi armario; juré que alguna vez llegaría y conquistaría ese remoto lugar"- escribió.
En 1912, con 28 años, Plüschow termina su período de formación en la escuela naval y da la vuelta al mundo en el velero escuela "Storch". En cada puerto se mezclaba y trataba de conocer a la gente del lugar. Pronto se hizo muy conocido por señalar machaconamente las injusticias que se cometían los sitios que visitaba y por eso sus camaradas pensaban que tenía un carácter demasiado rebelde para la profesión militar. Sin embargo, es nombrado primer comandante de una torpedera y luego le ofrecen la plaza de oficial inspector en Mürwen.
Pero no le atraía demasiado así que pide permiso para ser instruido como aviador en el Aeropuerto de Johannisthal. Fué todo un escándalo, porque en aquella época era poco menos que una herejía renunciar a un cargo tan importante por volar, o lo que es lo mismo, hacer el loco. En tan sólo dos semanas, la academia Rumpler lo nombra piloto y mecánico de aviones y lo manda literalmente al culo del mundo: Lo asigna como aviador militar y observador aéreo de Tsingtao, una colonia alemana en China, junto al mar Amarillo.
En 1914, tras la declaración de la Primera Guerra Mundial, se hace famoso por sus vuelos arriesgados, dejándose perseguir por aviones japoneses, más modernos, burlándose de ellos y sorteando sus ataques. Al final, los japoneses toman Tsingtao y Plüschow huye con documentos secretos que debe llevar a Alemania. Al poco de despegar desciende con su avión, lo quema simulando un accidente y comienza un viaje increíble por territorio enemigo, que lo llevará por Shanghai, Pekín, San Francisco, Los Angeles y Nueva York (Estados Unidos ya estaba en guerra con Alemania y lo podían haber fusilado por espía). Allí, en un desesperado intento por llegar a su patria, se embarca con documentos falsos en un buque. Pero es descubierto en Gibraltar y enviado a la Prisión Militar de Donnigton Hill, en Irlanda, pero se escapa al poco tiempo.
"Me ocultaba en Londres vestido con ropas de peón; me escondía a la noche en el Museo Británico, donde leía libros de viajeros a la Patagonia y estudiaba viejos mapas", contaría en sus memorias.
Consigue el nombre de un barco que va a Holanda y sube como polizón. Cuando por fin retorna a Alemania, es confundido con un espía y casi lo fusilan.
Su increíble odisea había durado nueve meses y le convierte en todo un héroe en una Alemania necesitada de moral, muy baja por el transcurso de la Gran Guerra. La editorial Ullstein lo convence para que escriba un libro relatando sus aventuras. El libro vende 600.000 ejemplares.
Nuestro amigo Plüschow era un patriota pero en 1919, decepcionado por el caos social de Alemania, renuncia al ejército. Aprovecha su prestigio y convence a varios empresarios para que formen una compañía aeropostal: así nace AeroLloyd, y él realiza el primer vuelo entre Berlín y el Weimar. Esa compañía será, en el futuro, Lufthansa.
Aburrido y falto de acción, se presenta a los exámenes de capitán de buque mercante. Por su prestigio, lo contratan para llevar pasajeros y turistas por el Mediterráneo. Al poco tiempo, su mujer recibe un telegrama desde Grecia:
"Me he encontrado con mi viejo camarada Laeitz, quien conducirá un crucero hacia América del Sur. He aceptado ser el cronista de ese viaje y filmarlo. Compra una cámara de fotos y una filmadora con su manual y envíamelos cuanto antes".
Isot, que así se llamaba su mujer, no tiene más remedio que "hacer las compras" indicadas por su marido y en septiembre de 1925 éste parte en el velero Parma, de cuatro mástiles, desde el puerto de Hamburgo. A los 75 días llegan a las islas Malvinas y luego, al cabo de Hornos, Chile y al puerto de Valdivia.
Recorre otros lugares de Chile, y conoce a Lauezzari, un residente alemán del cual se hace muy amigo, y que lo lleva a la zona del Paine, una montaña enorme. Allí mantienen una breve conversación:
¿Qué hay detrás del montaña?
Nadie lo sabe.
Pues volveré y lo averiguaré.
El romance con la Patagonia ya estaba declarado y la decisión de volver al Sur en el futuro para explorarla estaba tomada. Antes de que ello ocurra escribe su segundo libro, "Viaje en velero hacia el País de las Maravillas".
Durante un año se dedica a pedir apoyo para el viaje que pretende realizar y en octubre de 1927 parte del puerto de Busum en una pequeña goleta, que bautiza con el nombre de "Feuerland" (Tierra del Fuego), con destino a la Patagonia.
11 meses después llega al estrecho de Magallanes y lo atraviesa para entrar en Chile. A partir de ese momento, se convierte en un infatigable explorador, fotógrafo y documentalista. A fines de noviembre, recibe por piezas un hidroavión Heinkel HD24 que monta con la ayuda de su mecánico, Ernst Dreblow.
El 3 de diciembre de 1928 cumple uno de sus sueños y asombra a los habitantes de Ushuaia al ser el primer avión en amerizar en la bahía. Se conserva la foto de ese momento histórico y se puede ver a los alumnos de la escasa población con sus relucientes e impecables guardapolvos blancos.
Plüschow entrega la primera saca de correo por vía aérea con saludos del gobernador de Magallanes al gobernador de Ushuaia, y también una encomienda postal para uno de los reclusos de la famosa prisión. También filma todo el viaje, y eso permite apreciar las primeras imágenes aéreas de Punta Arenas, Ushuaia y la cordillera Darwin. Para los pobladores de las dos ciudades este vuelo significa el primer paso para romper el aislamiento que impedía el desarrollo en la zona.
En 1929 retorna a Alemania, donde publica su libro "Silbercondor" y edita su película.
A mediados de 1930 vuelve a la Patagonia, donde se encuentra con su avión deteriorado: las ratas se han comido la cola de pescado con que se elaboraba el pegamento del entelado de las alas y habían destruido el ala izquierda. Lo repara con su mecánico y reanuda su actividad realizando arriesgadísimos vuelos y filmando la región de los Hielos Continentales, el lago Argentino, el Perito Moreno y el lago Viedma.
El 25 de enero, una feroz corriente de aire que desciende de la Cordillera lo obliga a descender bruscamente en medio de un desfiladero de glaciares. Durante varios días intenta, junto a su copiloto, reparar una rotura del flotador y sospecha de algún daño que no consiguen localizar en el ala izquierda.
El diario de Plüschow es el único testimonio del desesperado intento de él y de su mecánico Dreblow por arreglar el avión. Lo hacen sumergidos en el agua, casi helándose, pasando hambre y sin herramientas adecuadas.
El 28 de enero es el último registro escrito. Apunta que a las 11 de la mañana harán un nuevo intento por salir de ese lugar. A las pocas horas, su avión se desploma sobre el lago Rico, a 70 km de Calafate.
Besos a tod@s menos a una.
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