Hola, amigos:
Hoy vamos con una historia de las que solo pasan en España. Hablamos de un mono y un concejal. El mono se llamaba Paco, el concejal se llamaba Antonio Nieto, pero le llamaban "Leri". No tiene desperdicio.
En 1990, un marinero de Redondela se trajo un mono de África. El alcalde, Xaime Rei, pensó que sería una buena idea tener al mono en una jaula del parque, los vecinos acogieron la idea con agrado y le llamaron Paco. Pronto se convirtió en la atraccción de un pueblo pequeño y con poco patrimonio histórico-artístico-gastronómico que ofrecer.
El problema llegó el día en que el mono Paco comenzó a masturbarse compulsivamente sin la menor vergüenza. Y no se contentaba sólo con alabar a Onán delante de las sorprendidas familias sino que Paco, además, era capaz de identificar la presencia de mujeres a su alrededor para machacársela con mayor ahínco si cabe y brindar al público el lecharazo. Enseguida, los actos del mono se convirtieron en la comidilla del pueblo.
El debate se calentó cuando un colectivo feminista entró al trapo desempolvando la clásica solución de la castración. El pueblo se sintió agredido por la propuesta castradora y los vecinos buscaron un campeón que defendiese los derechos del mono Paco. La guerra había comenzado y lo peor es que el defensor que se buscaron era un inefable concejal de Vigo apodado "Leri".
Este amigo se hizo famoso, en su época, por decidir que las señoras no podían hacer top-less en las playas viguesas y se dedicaba a pasear por Samil o el Vao acompañado de la policía local, instando a las chicas que estaban con las teticas al aire a que depusiesen su inmoral actitud. Ante las cámaras de medio país, no tuvo el menor reparo en decir " la Playa es mía ". Con dos cojones.
El caso es que Leri se lanzó a la defensa del mono Paco y una ciudad como Redondela, que apenas tenía notoriedad, de pronto apareció en el Telediario para estupor de todos los españoles, que constataban que las cosas que se decían de España en el extranjero eran ciertas.
Las concentraciones se sucedían ante la jaula de Paco y una asociación en defensa de los animales alegó que las dimensiones de la jaula vulneraban los derechos del animal. Leri organizó una rueda de prensa en torno al recinto, armado con una cinta métrica para demostrar que era lo suficientemente grande, y muchos activistas se personaron para abuchear.
En ese momento, el mono Paco decidió que el protagonista era él.
Con alevosía, golpeó a una paloma e intentó penetrarla analmente, delante de la estupefacta congregación de políticos, prensa, vecinos y activistas.
Los acontecimientos se precipitaron. Con carácter de urgencia se aprobó el traslado del mono al zoológico de Vigo a una jaula de mayores dimensiones y lo que es más importante: con tres monas para que eligiese a cuál pretendía beneficiarse. Pero el mismo colectivo feminista que organizó la primera protesta dijo que era un abuso, que con una mona bastaba, y aquello no fue del agrado de Leri, que en un pleno del Concello de Vigo les dedicó la siguiente frase:
"Si les sobran trabajadoras en vías y obras del Concello, envíenlas al zoo de Vigo, donde necesitamos señoras y señoritas para solucionar el problema sexual del mono Paco".
Pero en el zoo retiraron a dos de las monas.
Durante un tiempo Paco fue feliz en Vigo. Algunos románticos han extendido el bulo de que, a la que murió su compañera sentimental, el mono falleció de pena y deprimido. La realidad es otra: algún desalmado le arrojó fruta con un pequeño imperdible en su interior. A la que Paco lo ingirió, el desgarro estomacal supuso su muerte.
Hoy día, la ciudad aún recuerda la figura del simio en el entierro de la sardina que, desde entonces, pasó a llamarse de forma coloquial y jocosa "o enterro do mono Paco".
Besos a tod@s.
Hoy vamos con una historia de las que solo pasan en España. Hablamos de un mono y un concejal. El mono se llamaba Paco, el concejal se llamaba Antonio Nieto, pero le llamaban "Leri". No tiene desperdicio.
En 1990, un marinero de Redondela se trajo un mono de África. El alcalde, Xaime Rei, pensó que sería una buena idea tener al mono en una jaula del parque, los vecinos acogieron la idea con agrado y le llamaron Paco. Pronto se convirtió en la atraccción de un pueblo pequeño y con poco patrimonio histórico-artístico-gastronómico que ofrecer.
El problema llegó el día en que el mono Paco comenzó a masturbarse compulsivamente sin la menor vergüenza. Y no se contentaba sólo con alabar a Onán delante de las sorprendidas familias sino que Paco, además, era capaz de identificar la presencia de mujeres a su alrededor para machacársela con mayor ahínco si cabe y brindar al público el lecharazo. Enseguida, los actos del mono se convirtieron en la comidilla del pueblo.
El debate se calentó cuando un colectivo feminista entró al trapo desempolvando la clásica solución de la castración. El pueblo se sintió agredido por la propuesta castradora y los vecinos buscaron un campeón que defendiese los derechos del mono Paco. La guerra había comenzado y lo peor es que el defensor que se buscaron era un inefable concejal de Vigo apodado "Leri".
Este amigo se hizo famoso, en su época, por decidir que las señoras no podían hacer top-less en las playas viguesas y se dedicaba a pasear por Samil o el Vao acompañado de la policía local, instando a las chicas que estaban con las teticas al aire a que depusiesen su inmoral actitud. Ante las cámaras de medio país, no tuvo el menor reparo en decir " la Playa es mía ". Con dos cojones.
El caso es que Leri se lanzó a la defensa del mono Paco y una ciudad como Redondela, que apenas tenía notoriedad, de pronto apareció en el Telediario para estupor de todos los españoles, que constataban que las cosas que se decían de España en el extranjero eran ciertas.
Las concentraciones se sucedían ante la jaula de Paco y una asociación en defensa de los animales alegó que las dimensiones de la jaula vulneraban los derechos del animal. Leri organizó una rueda de prensa en torno al recinto, armado con una cinta métrica para demostrar que era lo suficientemente grande, y muchos activistas se personaron para abuchear.
En ese momento, el mono Paco decidió que el protagonista era él.
Con alevosía, golpeó a una paloma e intentó penetrarla analmente, delante de la estupefacta congregación de políticos, prensa, vecinos y activistas.
Los acontecimientos se precipitaron. Con carácter de urgencia se aprobó el traslado del mono al zoológico de Vigo a una jaula de mayores dimensiones y lo que es más importante: con tres monas para que eligiese a cuál pretendía beneficiarse. Pero el mismo colectivo feminista que organizó la primera protesta dijo que era un abuso, que con una mona bastaba, y aquello no fue del agrado de Leri, que en un pleno del Concello de Vigo les dedicó la siguiente frase:
"Si les sobran trabajadoras en vías y obras del Concello, envíenlas al zoo de Vigo, donde necesitamos señoras y señoritas para solucionar el problema sexual del mono Paco".
Pero en el zoo retiraron a dos de las monas.
Durante un tiempo Paco fue feliz en Vigo. Algunos románticos han extendido el bulo de que, a la que murió su compañera sentimental, el mono falleció de pena y deprimido. La realidad es otra: algún desalmado le arrojó fruta con un pequeño imperdible en su interior. A la que Paco lo ingirió, el desgarro estomacal supuso su muerte.
Hoy día, la ciudad aún recuerda la figura del simio en el entierro de la sardina que, desde entonces, pasó a llamarse de forma coloquial y jocosa "o enterro do mono Paco".
Besos a tod@s.
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