sábado, 29 de noviembre de 2008

LA PRIMERA VEZ

Hola, amigos:

Corren tiempos en los que hay un sano empeño en rescatar del olvido algunos hechos y reescribir correctamente la historia, así que no debemos pasar por alto un mito antiguo que seguimos venerando como cierto, pero resulta ser más falso que las tetas de Ana Obregón:

La primera vez, de lo que sea, se espera con ansia porque es maravillosa.

Eso es mentira, coño, y tenemos que denunciarlo. Pero hay que hacerlo con pruebas, y a ellas me remito.

Vuelvo a abrir lo más recóndito de mi alma para vosotros, en un post un poco largo para no hacerlo en dos partes. Ruego respeto. Como dice la canción de Carlos Baute: cuidado, cuidado, que mi corazón está colgando en tus manos. Ya hablaremos en otro post de las virtudes poéticas de Baute y la conveniencia de no usar la palabra "colgando", de tres sílabas, en vez de "preso", por ejemplo, de dos sílabas, con lo que el ajuste entre el ritmo y la letra de la canción mejora bastante. Pero vamos a lo nuestro, que me pierdo.

14 añitos. Primero de B.U.P. Como ya tenía pelo en el pecho parecía mayor de lo que realmente era y eso fué suficiente para captar la atención de una chica repetidora. Eso y que la mayoría de los tipos de la clase tenían una belleza similar a la del Fary.

Yo iba sobrado de sex appeal pero cortito de experiencia, así que la chica tuvo que esperar a la vigésima indirecta para que yo me diese cuenta de que le gustaba. Vaya cuadro:

Me dirijo hacia ella. Soy tan torpe que no caigo en buscar un momento a solas, así que voy a lo bravo, cuando está con todas sus amigas.

Emm, hola.

Me mira. Sonríe. Las amigas intentan sofocar unas risitas. Algunas se tapan la boca. Otras se dan la vuelta.

Empiezo a sudar y doy veinte o treinta rodeos en un lenguaje ininteligible.

Quería preguntarte que si vas a ir a la fiesta del Instituto, porque si no vas pues nada, pero si vas, pero no si ya tienes planes, porque si tienes planes yo no... pero no si estás, pero si vas...bueno que yo también, quiero decir que tú...

Las risas se vuelven muy audibles. Deseo que una de las amigas, la más escandalosa, se trague el aparato que transforma su boca en la de un tiburón. Qué mal rato estoy pasando, carajo.

Quiero decir que yo estaré, y si tu estás pues podemos tomar algo, pero que si no estás pues nada, no lo tomamos, porque claro, no estás.

Vale - me dice.

Bien, pues eso. Este... una cosa más.

Dime.

¿Que es lo que vale? Porque ya no sé ni lo que te he preguntado...

Y todas se descojonan. Su cara mientras se ríe es una estampa maravillosa.

Que nos vemos allí, tonto.

Muchos años después caí en la cuenta de que en ese momento era como Leonardo di Caprio en Titanic: estaba flotando, encantado de la vida, pero a punto de hundirme y quedarme congelado aunque todavía no lo sabía.

Fiesta del instituto. Son las once y la niña no ha aparecido.

Copita pa entonar el cuerpo. Garrafón, su puta madre. A que no viene...

¿Me puse desodorante? Ah, sí.

Voy al servicio. ¡¡¡¡Dios, el calzoncillo está roto!!!! No, es la apertura por donde se orina. Cálmate, no te pongas nervioso.

Buchito. Mierda, ya no me acordaba de que era garrafón.

¡Ahí está! Que guapa viene. Saluda a un tipo, a una amiga, a otro tipo, a dos amigas más... esto es interminable. Por fin llega.

Hola - digo agachando la cabeza, moviendo nerviosamente un pie en círculos y poniéndome colorado como un tomate.

Hola - dice agachando también la cabeza y mordisqueando nerviosamente su labio inferior.

En una muestra deliciosa de sordidez musical, aunque es fácil juzgar a toro pasado, suena "Like a virgin" tras "Manué, no tarrime a la paré" de Los Inhumanos y me arranco a bailar con la mítica "Amante bandido" con tan buena suerte que la siguiente canción es de UB40 y se puede bailar agarradito.

A solas, moviéndonos por la pista, le hablo de Dire Straits y la grandísima canción que acaban de sacar, "Money for nothing". Como de pasada, le digo lo guapa que es y que está. Mientras nos apartamos de la pista y dejamos de prestar atención a la música, solo hablamos y hablamos y hablamos a diferencia de Luis Fonsi que espera y espera y espera.

En un momento dado se calla y me mira. Se acerca. Me besa.

Y yo me abandono, extasiado, al placer de saborear su barra de labios, de acariciar su nuca con una mano mientras deslizo la otra por su espalda, de sentir sus brazos dulcemente colgados de mi cuello... y me pasa completamente desapercibido el hecho de que mi amigo calvo, ínclito habitante de la entrepierna, sale de su letargo.

En aquella época se rendía culto al vello púbico masculino. Era sagrado. No se tocaba. No se cortaba.

Uno de esos vellos, quién sabe si por miedo o por frío, por vergüenza o por falta de ella, refugió su extremo en mi prepucio. Cuando mi pene sacó la nómina de centímetros a pasear comenzó a tirar del pelo, que se agarró a su refugio como un catalán a un billete, con el resultado de provocar un dolor sordo, insistente, y que sólo se podía corregir metiendo la mano en el pantalón, buscando la apertura del calzoncillo, tanteando la punta del glande y liberando el dichoso vello.

Obviamente no iba a decirle a la chica "perdona, espera, que se me ha puesto dura y un pelo se ha quedado atrapado" porque ni por asomo iba a interrumpir el beso, y las manos estaban posadas en ella, así que intenté mover la cadera y el culo con la esperanza de que se soltara el puñetero pelo.

Pero no funcionó, y además la chica interpretó los movimientos como de deseo, prolongando el beso interminablemente.

Así que allí estaba yo, averiguando de primera mano el significado de la palabra "agridulce" porque por aquel entonces no conocía la palabra "sado-maso", deseando que el beso no acabara nunca y que acabase pronto, placer y dolor a la vez.

Finalmente, el dolor gana la partida al deseo y brotan dos lágrimas que recorren mi mejilla y terminan en nuestros labios.

Al contacto con las lágrimas saladas, ella abre los ojos, se aparta suavemente y sonrie absolutamente emocionada.

¡Oh, Dios mio! ¡Estás llorando de emoción! es... es... lo más bonito que me ha pasado nunca...

Y se pone a contar una interminable historia acerca de los sentimientos, la gente y la vida, abrazada a mí, dándome besos cada poco tiempo. Mientras, mi pene insiste en continuar erguido, el vello no se libera y yo sigo llorando más que Bustamante en Operación Triunfo, tratando de encoger las piernas, mitad para que no vea la tremenda erección que me genera su contacto, mitad para mitigar el dolor que ya es inaguantable.

Al fin, pronuncia las palabras mágicas, "voy al servicio, ahora vuelvo", y me falta tiempo para meter la mano en el pantalón y liberar al capullo, palabra que en esta frase utilizo doblemente, como adjetivo calificativo del vello y como lugar físico del cuerpo.

Nunca, jamás, he vuelto a tener una sensación semejante de alivio. En ese momento pensaba que ya podía morirme que lo haría feliz, pero por haberme librado del dolor, sin caer en la cuenta de que había sido mi primer beso y que una combinación de circunstancias, entre ellas mi destino y mi propia esencia, lo habían arruinado.

Dos semanas más tarde perdería mi virginidad con la chica... pero esa es otra historia de otra primera vez, que podréis leer en otro post.

Besos a tod@s menos a una, cuyo nombre empieza por "P".


jueves, 27 de noviembre de 2008

DOS HISTORIAS CURIOSAS

Hola, amigos:

En los comentarios de un post pasado, una amiga me dedicaba por primera vez desde que nos conocemos unas palabras bonitas, algo así como "eres el rey de las historias". Diréis que me conformo con poco, pero es que hay que pedir a cada persona en función de lo que puede dar, y en el caso de esta amiga, acostumbra a pegar cuando se le dicen cosas bonitas, así que la frase es todo un piropazo. Y es de las pocas que se dignan a escribir comentarios, cosa que le agradezco públicamente. También a tí, mi anónimo favorito, mi "wanker".

Bien es verdad que el halago iba con condiciones, porque para que el piropo fuese efectivo las historias debían ser mías o retenidas por mi memoria, y lo cierto es que eso sólo se cumple a medias, en el sentido de que las historias las recuerdo, pero para escribirlas en este blog me documento y las refresco buscando más información. Por eso cito las fuentes cuando procede.

En el proceso de recopilar esa información me voy topando con nuevas historias, que amplío en otras páginas, que tienen otras historias... y así se forma un bucle en el que finalmente selecciono las que me gustan más. Hoy publico dos que encontré en ese proceso y que me han parecido muy curiosas. Vamos.

La gente honrada de Middleton.

Midleton es una pequeña localidad del estado de Tennessee (Estados Unidos). En los últimos días de febrero de 1952 se vió convulsionada por un asalto organizado por un atracador llamado Henry Bondurant que pistola en mano redujo al cajero de un balazo, acojonó a cuanto rival se le cruzó por el camino y saqueó la caja fuerte que guardaba más de 18.000 dólares. Bondurant salió del banco con el botín, pero el tiro alertó a todo el pueblo y también a la policía, que fué tras él.

Un agente alcanzó de un disparo las ruedas del coche donde el ladrón se fugaba y éste se vio obligado a bajarse y salir corriendo. Fué rápidamente alcanzado pero, al caer al suelo para ser detenido, una gran cantidad de billetes y monedas se esparcieron por la calzada. El vecindario se puso a recoger el dinero para devolverlo al banco, que no era una sucursal de una entidad, sino un banco local, porque muchas personas tenían puestos sus ahorros allí. Lo increíble fué que, al contar el dinero recuperado, la suma final era superior a la que había antes del atraco en 80 centavos.

Fué la primera vez en la historia que un banco obtuvo ganancias después de un asalto y la constatación de que la gente de Middleton era tan honrada como pregonaba.


La frase de Neil Armstrong


Cuando el astronauta Neil Armstrong pisó por primera vez la luna, no sólo dijo su famosa frase, "Un pequeño paso para el hombre, un enorme salto para la humanidad", sino que después hizo varios comentarios, los usuales de comunicación entre él, los otros astronautas y el centro de control. Sin embargo, justo al volver a la cápsula dijo algo enigmático:

- Buena suerte, señor Gorsky.

Mucha gente de la NASA pensó que sería un comentario casual acerca de algún cosmonauta soviético rival. Sin embargo, tras comprobarlo, no se encontró ningún Gorsky en ningún programa espacial, ni ruso ni norteamericano. Años después, al publicar la NASA las transcripciones de las conversaciones, mucha gente interrogó a Armstrong acerca del significado de su comentario "Buena suerte, señor Gorsky", pero se limitaba a sonreír siempre, sin decir nada.

El 5 de julio de 1995, en Tampa Bay, Florida, tras un discurso, cuando estaban en una charla informal, un periodista sacó a relucir la famosa pregunta de 26 años de antigüedad. Neil Armstrong dijo que en su día tuvo que explicarlo ante una comisión de investigación de la propia NASA para evitar problemas y pidió discreción. Ahora ya podía responder a la pregunta, ya que tanto el sr. Gorski como su esposa habían muerto. Y esta es la explicación:

"Cuando era niño y mi sueño de ser astronauta era solo eso, un sueño, estaba jugando al beisbol en el patio trasero de mi casa con un amigo. Éste golpeó una bola con fuerza y la hizo aterrizar en el jardín de mis vecinos, el señor y la señora Gorsky, justo bajo la ventana de su dormitorio.

Cuando me inclinaba a recoger la pelota, oí a la señora Gorsky gritarle al señor Gorsky:- ¡¿Sexo oral?! ¡¿Quieres sexo oral?! ¡Después de lo que has hecho tendrás sexo oral cuando el hijo del vecino se pasee por la luna!

Y lo acababa de hacer, así que pensé que Mr. Gorski ya podía vover a la carga, aunque nunca supe si logró su objetivo."

Besos a tod@s menos a una, porque mi anónimo wanker se ha identificado y lo he perdonado.



martes, 25 de noviembre de 2008

RESPUESTA A UN ANONIMO

Querido anónimo que comentas el post "Reyes del porno":

Siempre da gustillo saber que tus historias son seguidas por la gente y no siempre me comentan cosas en persona, así que se agradece que se ponga algo por escrito.

Recordemos lo que me comentas:

"Que tiene de malo copular con un negro??? Y en otro post llamas gilipollas a un hombre oscuro. No me gusta el tono racista de tu blog ni tus ganas de meter sexo cada dos por tres. A lo mejor el gilipollas eres tu."

Esta es mi contestación:

No tiene nada de malo copular con un negro. En ningún momento se insinúa que sea mi opinión, sino la de la sociedad estadounidense de la época y el hombre oscuro es gilipollas por llevar una camiseta nazi no por ser negro. En cuanto a la temática del blog... seguiré hablando de lo que me parezca oportuno, que para eso lo he puesto en marcha.

Quiero pensar que se te ha olvidado firmar con tu nombre y por eso ignoro quién eres, así que tengo dos posibilidades:

Opción A (Eres amigo mío y/o te aprecio):

En este caso no me cabe duda de que el tono es irónico y simplemente no se capta bien por escrito. Y si no es así, si lo dices de verdad, te llamo cabrón, pero de la forma "hay que ser caaabrón", acompañado de un fuerte abrazo porque mis amigos son sagrados piensen lo que piensen y opinen lo que opinen. Te quiero y/o aprecio exactamente igual que antes.

Opción B (No eres amigo mío y/o no te aprecio):

Me la pela lo que opines. Aunque ahora que lo pienso... es un placer despertar una reacción de disgusto en tu pequeño cerebro. En caso de que no sea un olvido el hecho de no firmar, te digo que es de cobardes escudarse en el anonimato para sostener opiniones. Si no te gusta mi blog eres libre de no entrar. También eres libre de intentar dar por el culo todo lo que puedas pero seguramente sea porque no me conoces y no sabes que me gusta... tonto.
Besos a tod@s menos a dos


REYES DEL PORNO


Hola, amigos:

Durante los años 70 el porno era aceptado socialmente. Algunas películas llegaron a tener presupuesto de superproducciones e incluso se realizaron los estrenos en Festivales Internacionales como el de Cannes junto a obras maestras como "Taxi Driver" o "Apocalypse Now ".

Sólo tras la llegada del vídeo en los años 80 surgió un subgénero que producía barato y no tenía mas pretensiones que el propio sexo. Fué eclipsando a las películas digamos "artísticas" y el porno no volvió a brillar nunca más porque para las nuevas producciones se prefería la intimidad de la casa. Vamos a conocer un poco más de esta época y de sus grandes reyes.

En 1969 se combinan en Estados Unidos una serie de factores que crean una gran inestabilidad social: el movimiento hippy, el amor libre, la guerra de Vietnam , las encendidas protestas de la juventud hacia ella, el aumento del consumo de drogas, la consolidación de los movimientos feminista y gay, etc. Todo esto se tradujo en un cambio total en la sociedad de la época a la que el porno no fue ajeno, dando como resultado su legalización.

La primera película americana porno con una estructura dramática claramente definida fue "Mona: The Virgin Nymph" (1970). En ella, una joven (Fifi Watson) es iniciada en el arte del sexo oral por su propio padre con el fin de que llegue virgen al matrimonio, lo que propiciaba una serie de escenas en las que demostraba con multitud de hombres su sapiencia a la hora de practicar una felación. La película costó siete mil dólares, y fue un éxito tan tremendo que llegó a recaudar dos millones.

Pero el porno no lograría salir de los circuitos de exhibición restringidos hasta el estreno en marzo de 1972 del que hoy es considerado el primer clásico del cine X: "Garganta profunda" (Deep throat), de Gerard Damiano.

Damiano, que en realidad era peluquero pero tenía debilidad por las películas eróticas, consiguió 25.000 dólares prestados de la mafia y embarcó a varios amigos en lo que se convertiría en el porno más rentable de la historia, con más de 600 millones de dólares totales de recaudación. Grandes estrellas como Truman Capote y Jack Nicholson declararon ser fans del film con lo que quedaba inaugurada así la moda del porno "chic": si las celebridades lo veían debía de ser bueno. Pese a ello, fue perseguida judicialmente y llegó a prohibirse en varios Estados.

"Garganta Profunda", además, saltó del cine a la política al convertirse en el nombre de la fuente secreta utilizada por los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein en el caso Watergate.

Su idea, muy simple, caló a fondo entre los espectadores: una joven (Linda Lovelace) incapaz de tener un orgasmo acude a un doctor chiflado (Harry Reems) para solucionar su mal. Este descubre una curiosa anomalía: tiene el clítoris en el fondo de la garganta, así que la única forma de llegar al placer es practicar felaciones cuanto más profundas mejor. El film se convierte así en una impresionante demostración de la capacidad de la señorita para el sexo oral.

El éxito fue apoteósico. Linda Lovelace se convirtió a sus 21 años en la primera estrella del porno, apareciendo en revistas como Newsweek, Time y Playboy; a ello contribuyó su actitud desinhibida y sus declaraciones provocativas, como por ejemplo,

"Los americanos desean que se la chupen, y yo vivo en América, así que para mí es importante aprender a hacerlo lo mejor posible".

Posteriormente su carrera resultó irrelevante y no obtuvo ningún éxito más. Se retiró años después renegando de su pasado, reconvertida en fanática religiosa, activa militante de la ultraconservadora asociación Morality in the Media, habiendo escrito varios libros en los que arremetía contra el sexo, y llegando a decir que Damiano la amenazó con una pistola para que actuase como él quería. Cosas de la vida. Murió en un accidente de tráfico en 2002.

En 1973 Damiano pudo afrontar un proyecto más ambicioso, gracias al éxito de "Garganta profunda". Se trataba de "El Diablo y la señora Jones" (The Devil in Miss Jones), considerada por parte de la crítica como la mejor película porno de la historia. En ella, Justine Jones es una mujer madura que se suicida, atormentada por no haber conocido nunca el sexo. En el infierno, el Diablo (Harry Reems) le concede la posibilidad de gozar de todas las prácticas sexuales que no probó en vida. Cuando Miss Jones le ha cogido el gustillo, Lucifer la condena a pasar la eternidad encerrada en una habitación con un desmesurado deseo sexual y sin poder saciarlo jamás.

En un principio la protagonista iba a ser una joven actriz de 19 años, pero a última hora Damiano la sustituyó por una mujer de 37, de escaso atractivo físico, con tres matrimonios y dos hijos a sus espaldas. Se llamaba Georgina Spelvin, trabajaba en el equipo técnico de la película y el acierto de Damiano con el cambio fué total. El éxito de la película se debió en buena parte a la magistral interpretación de la infortunada Justine Jones que hace la Spelvin, bordando sus escenas de sexo con una tensión dramática poco habitual. Sigue viva, y sirva como curiosidad que aparece en la película "Loca academia de Policia" y "Loca Academia de Policia III" haciendo de prostituta vieja en ambas.

En 1974 rueda "Los recuerdos de la señora Aggie" (Memories within Miss Aggie), probablemente la película más arriesgada, dura, sombría y deprimente de la historia del porno. En ella, una anciana (Deborah Ashira) cuenta sus experiencias sexuales a un hombre al que nunca se le ve la cara, en una habitación lúgubre y sombría. En un largo "flash-back", Miss Aggie está interpretada por tres actrices diferentes en tres épocas distintas de su vida y cuenta su relación con su amante Richard, al que dejó ciego para tenerlo siempre con ella. En el escalofriante final vemos que Miss Aggie está contándolo todo ante el cadáver momificado de su amante. La película resultó un fracaso comercial debido a su tono lúgubre y su casi ausencia de escenas de sexo. En su estreno, en muchas salas la gente protestaba con sonoros abucheos; así lo recordaba Damiano:

"Memories within Miss Aggie no gustó a todo el mundo. Muchos dueños de salas porno se quejaban de las pocas escenas de sexo que contenía. Decían que la gente salía deprimida de la sala. Y era verdad".

En 1975 filma "Historia de Joanna" (Story of Joanna), inspirada en "Historia de O", de Pauline Reage; la joven e inexperta Joanna (Teri Hall) conoce a Jason (Jamie Gillis), un aristócrata que la iniciará en el sexo sadomasoquista y los juegos de dominación. Con el tiempo los roles se invertirán, y Joanna pasará a ser la ama y Jason el esclavo. Al final, un agonizante Jason le pedirá que le mate, y Joanna cumplirá el deseo de su amante. En esta película, naturalmente dirigida a un público heterosexual, Damiano se atrevió a incluir una escena en la que el criado (Zebedy Colt) de Jason le práctica a éste una mamada; esta escena homosexual provocó en su momento las iras de muchos aficionados al género y que la película pasara a la historia.

Damiano murió de un infarto a los 80 años en Ft Maters (Florida), rico y feliz.

Mientras esto sucedía en la Costa Este, en California los hermanos Jim y Artie Mitchell fueron los que dieron los primeros pasos. Antes de dedicarse a filmar largos, los hermanos Mitchell ya tenían sobrada experiencia, pues habían realizado más de 200 cortos porno, que exhibían en su propia sala, el O´Farrell Theatre.

Su debut en el largo no pudo ser más explosivo, la que sería la mejor y más famosa película de su carrera: "Tras la puerta verde" (Behind the green door, 1973). Fue un descomunal éxito de público y de crítica, llegando a ser exhibida en los Festivales de Cannes y Deauville, y siendo elogiada por la prensa europea; recaudó 20 millones de dólares al cabo de tres años de explotación. Al igual que muchas otras películas de la época, cuenta la historia de una joven virgen e inexperta (Marilyn Chambers) que es raptada e iniciada en los placeres del sexo en un sórdido club privado. Al final la joven alcanzará la plena madurez sexual y disfrutará de los placeres más desenfrenados.

Se la llegó a denominar Porno-Hippie por el tratamiento de las imágenes y el sonido, más parecido a un film de arte y ensayo que a un porno. El morbo de la película estaba asegurado, pues Marilyn Chambers era un rostro familiar por ser una modelo de 22 años que anunciaba la conocida marca de jabón Ivory Snow, cuyo slogan era "Puro en un 99,44 %".

Astutamente, para la promoción de la película, los Mitchell usaron el siguiente slogan: "Impura en un 99,44 %". Por cierto, el fabricante de Ivory Snow quebró tras conocerse que su imagen era actriz porno porque nadie volvió a comprar el jabón.

La carrera de Miss Chambers fué muy fructífera a lo largo de los años 70, siendo pionera en rasurarse el vello púbico, colocarse piercings en el chochete y, sobre todo, copular con un negro, algo peor todavía que hacer porno en aquella época. Se retiró a mediados de los 80, sin haber renegado nunca de su pasado y vive feliz a sus 58 años.

En cuanto a los hermanos Mitchell, seguirían realizando grandes películas como "Sodoma y Gomorrah" (1976), la primera superproducción del porno, con un presupuesto de 500.000 dólares; y otras menos conseguidas como "Tras la puerta verde 2" (Behind the green door, the sequel, 1986), sin el interés de la primera y sin Marilyn Chambers, en plena decadencia moral y física de Artie.

Los hermanos fueron detenidos en numerosas ocasiones y en la cima de sus carreras gastaban cientos de miles de dólares al año en conflictos jurídicos. Jim era relativamente tranquilo y retraído, mientras que Artie tenía fama de juerguista empedernido, alcohólico y aficionado a las drogas. Se hicieron con un elenco de de interesantes amigos, como el líder de los Panteras Negras, Huey P. Newton; y uno de furiosos enemigos, como la senadora demócrata Dianne Feinstein, entonces miembro del Consejo de Administración de San Francisco, y más tarde alcaldesa de la ciudad. Como respuesta a su campaña contra el porno publicaron su número de teléfono privado en la marquesina del Teatro O'Farrell con el mensaje "Pase un Buen Rato. Llámela".

Su imperio se derrumbó el 27 de febrero de 1991 cuando Jim Mitchell, armado con una pistola y un rifle, se dirigió a casa de su hermano en la comunidad Corte Madera del condado de Marin y le disparó hasta matarlo. Estas fueron la palabras de su antigua musa, Marilyn Chambers:

"Artie vivía al borde de la locura más absoluta, y eso no podía durar siempre".

El O´Farrell Theatre le despidió celebrando una orgía como homenaje.

Los fiscales dijeron que el asesinato fue un acto premeditado provocado por una riña entre los hermanos sobre el futuro de los negocios. Mitchell reclamó que el tiroteo fue un accidente que ocurrió cuando trataba de persuadir a su hermano de que buscara un tratamiento para su adicción a las drogas y alcohol.

Asombrosamente, solo fué condenado por homicidio involuntario y sentenciado a seis años en la Prisión Estatal de San Quentin, de donde salió libre a los tres años, en 1997. Vivió aislado, criando caballos en su rancho cerca de Petaluma hasta su muerte, 10 años más tarde.

Y eso es todo, amigos. Muchas gracias a "la incineradora", "El Pais", "Wikipedia" y "panicine"

Besos a tod@s menos a una.

P.D.: No pienso aclarar si he visto todas estas películas, algunas o ninguna ...


domingo, 23 de noviembre de 2008

MECANO. Análisis de una canción.



Hola, amigos:

Digo bien, amigos en masculino, porque tras el post acerca de Luis Fonsi me quedan pocas amigas. Debo ser masoquista o un apasionado devoto de Onán porque, para rematar la faena, hoy hablaremos de Mecano, con lo que quizá consiga expulsar de mi entorno al resto de las chicas. Canción perpetrada: la de Salvador Dalí.

Comenzamos con el título, donde Mecano nos obsequia con la primera en la frente:

El título de la canción es Eugenio Salvador Dalí, y el nombre del pintor es Salvador Felipe Jacinto Dalí i Domenech. Ni rastro de Eugenio... más tarde volveremos sobre este penoso asunto.

Vamos con la letra:

Dalí se desdibuja
tirita su burbuja
al desconfiar latidos
Dalí se decolora
porque esta lavadora
no distingue tejidos

Todo un curso de surrealismo, quizá homenaje al propio pintor. ¿Cómo puede una burbuja tiritar? ¿Cómo desconfía un latido? Y atentos a la comparación entre la enfermedad de Dalí y una lavadora... en fin...

Más adelante encontramos esta preciosidad:

son más de ochenta
los que curvan tu osamenta
"eungenio" Salvador Dali. ( así aparece en el disco)

"Eungenio".

Madre del amor hermoso, si es que me duelen los ojos al ver ese palabro.

Ya no se trata de inventarse el nombre de Dalí, ni de forzar la rima, sino de darle una patada al diccionario. Patada en medio de los huevos, porque lo vuelve a repetir dos veces más a lo largo de la canción y porque, más adelante, al periodo histórico "Rococó" (dos veces la sílaba "co") lo rebautiza como "Rocococo" (tres veces la sílaba "co") ya que no le salen las cuentas del ritmo.

Y seguimos...

en tu cabeza se comprime la belleza
como si fuese una olla expréss
y es el vapor que va saliendo por la pesa
mágica luz en Cadaques

Una olla express... ¿No había más cosas para comparar la cabeza de Dalí que una olla express?

A mí no se me ocurre comparar las tetitas de Michelle Jenner con dos higos chumbos, por mucho que me gusten Michelle y los higos, que es muchísimo. Y confieso que cuando me he puesto a escribir la comparación no he pensado en la Jenner, sino en una amiga, pero he tenido pavor a la ostia que me hubiese ganado.

Pero sigamos...

Realista y surrealista
con luz de impresionista
y trazo impresionante
delirio colorista
colirio y oculista
de ojos delirantes

En este tramo de la canción el amigo Cano decide cambiar de rumbo, y deja salir al pseudopoeta que lleva dentro, abusando de repeticiones, del recurso fácil a la rima que termina en "ista" o "ante" (al menos ha tenido el sentido común de no rimar en "ano" o en "ones") y otra vez se pone a inventar acerca de Dalí, que jamás fué realista, odió a los impresionistas y dudo mucho de que a estas alturas estuviese de humor para aguantar que lo llamasen colirio después de lo de la olla express y la lavadora.

Más adelante encontramos:

y en tu cerebro Gala, Dios y las pesetas,
buen catalán anacoreta.

Definición de "Anacoreta": Persona que vive en lugar solitario, entregada enteramente a la contemplación y a la penitencia. Persona que vive aislada de la comunidad o también para referirse a quienes rehúsan los bienes materiales.

Vamos, clavadito a lo que era Dalí.

Por los cojones.

Así que vamos a la conclusión: El compositor, nuestro amigo Jose María Cano, es un sinvergüenza, un cateto con ínfulas de escritor, un caradura, un tocapelotas y un vago.

Si el nombre no pega con el estribillo lo inventamos, que no pasa nada, igual que las palabras Eungenio y rocococo. Que no se diga que no soy creativo.

Eso es de caradura.

Oigo las palabras "anacoreta" y "osamenta" (posiblemente por primera vez en mi vida) y me gustan, así que las meto en la canción. Y no me molesto en averiguar lo que significan, quizá porque son tan bonitas...

Eso es de cateto con pretensiones y vago.

Comparo a Dalí con cosas tan líricas como olla express, lavadora y colirio diciendo totalmente convencido que es un homenaje.

Eso es de tener menos vergüenza que un concursante de Gran Hermano.

Dalí nunca ha sido realista y sentía por los impresionistas la misma simpatía que por una ladilla en los genitales, pero lo califico como tal.

Eso es de tocapelotas profesional, aunque reconozco que también podía entrar en el apartado "poca vergüenza".

En fin amigos, que esto sirva para reflexionar sobre cómo nos la metían doblada cuando éramos unos chavalitos nuestros ídolos de juventud. Cómo se aprovechaban, en este caso Mecano, de que sólo nos quedábamos con las imágenes, unos soñando con esos corpiños ajustados de Ana Torroja, otras suspirando por los musculitos y la camiseta blanca petadita de los Cano.

Ay Dios.

Besos a tod@s... menos a una.




viernes, 21 de noviembre de 2008

EL HOMBRE INMORTAL (segunda parte)

Hola, amigos:

En primer lugar, gracias por la calidad, cantidad y variedad de insultos que me dedicáis en relación a poner por partes algunas historias. Me lo tomo como un cumplido, porque significa que os están gustando y sentís avidez por leerlas enteras.

En segundo lugar, varias de las chicas me han preguntado por la identidad de la fémina a la que deniego los besos al final de los posts. No quiero revelar el secreto, pero sí puedo deciros que me parece curioso que ninguna haya pensado en la posibilidad de que sea ella misma...

Aquí va la segunda parte de "El hombre inmortal".

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Mientras me disponía a regresar a casa era consciente de que el décimo whisky sobró. Quizá también alguno de los anteriores, pero ya no podía hacer nada salvo intentar caminar lo más recto posible y lamentar el dolor de cabeza que la resaca me dejaría a la mañana siguiente.

De repente, un empujón por la espalda me derribó en el suelo. Dos manazas tiraron de mi abrigo y de mí hacia un callejón oscuro. Sentí una descomunal patada en el estómago y en apenas unos instantes estaba sangrando, indefenso y recibiendo una lluvia de golpes.

Era Bugs, por supuesto, y en ese momento me dí por muerto. Su enorme ego quiso proporcionarme apenas unos minutos de vida mientras me contaba todo lo que os he referido hasta ahora, sólo para hacerme ver que creía encontrarse muy por encima de mí y del resto del mundo, incluido Al Capone, el siguiente en su lista. Es muy fácil planear y ejecutar venganzas cuando no se tiene miedo a la muerte.

Cuando me preparaba para recibir un tiro en la cabeza, una sombra surgió detrás de Bugs y le golpeó en la nuca dejándole inconsciente.

Bajo la tenue luz del interior del callejón pude ver que se trataba de un indio muy anciano. Yo apenas tenía fuerzas para reptar, así que descarté la huida, lo que aprovechó para atar y amordazar a Bugs. Luego hizo lo mismo conmigo. Nos arrastró con sorprendente fuerza hacia la parte trasera de una camioneta y tras un viaje interminable a oscuras nos encontramos en un lugar remoto de las montañas, al lado de un arroyo.

Bugs despertó al contacto con el agua fría y por el terror que se dibujó en sus ojos supe que el indio era el chamán. No hubo diálogo, puesto que sólo hablaba el viejo.

Eres un insensato, aunque la culpa haya sido mía. Tanto tiempo solo, sin contacto con nadie... no supe ver que tu corazón era demasiado negro para cambiar. ¿Te has preguntado alguna vez por qué me fui dejando a mi pueblo huérfano?

¿Te has preguntado alguna vez por qué llevaba tantos años sin querer saber nada del mundo?

¿Te has preguntado alguna vez cómo sé que el elixir te convierte en inmortal?

Hace más de ciento setenta años yo también fuí débil...Yo también tomé el elixir...por miedo a la muerte, por no aceptar que es parte de la vida. Al menos mi motivo no fué la venganza. Al menos mi motivo, sin ser honorable, es comprensible. Aunque la culpa sea mía, ahora tengo que castigarte. Yo me aparté del mundo por voluntad propia, para expiar mi culpa. A tí tengo que apartarte a la fuerza. Querías ser inmortal... pues ya lo eres.

Y procedió ante mis ojos a protagonizar una horripilante escena. A sangre fría, con un hacha, comenzó a descuartizar a Bugs tirando a una fogata los miembros que iba cortando. Cuando quedaba un muñón sin brazos ni piernas, solo tórax y cabeza, le sacó los aterrorizados ojos, y después le quitó la mordaza para poder desencajar la mandíbula y cortarle la lengua.

Eres inmortal, sí. Curas tus heridas, eres inmune a las enfermedades, pero no regeneras lo que pierdes. Nunca volverán a crecer tus miembros, ni tus ojos, ni tu lengua.
Eres inmortal, sí. Y te condeno a vivir sin cuerpo, sin comunicarte con nadie salvo contigo mismo, a vivir sólo en el interior de tu mente. Para siempre... por toda la eternidad.
Entonces se volvió hacia mí y contemplé horrorizado como me señalaba con un dedo ensangrentado.

Y tu no temas, voy a soltarte. Vas a llevarlo a un hospital. Y vas a guardar silencio.

Y claro que lo hice. Llevé lo que quedaba de Moran en la camioneta hasta el Northwestern Memorial Hospital. Aún puedo ver la expresión de horror de los enfermeros en el espejo retrovisor. No pasa una noche sin que reviva la escena al lado del arroyo y no paso una noche sin recordar que Bugs todavía sigue espantosamente vivo.

He guardado un silencio absoluto acerca de todo esto hasta hoy. Hasta este día en que espero en mi club la llegada de los sicarios de Capone para que me maten, porque es lo que se espera cuando uno no cumple bien con sus encargos. Es curioso como la vida avanza en círculos que se van cerrando. Bendita vida que acaba con la bendita muerte, porque por nada del mundo querría ser yo inmortal.

Besos a tod@s menos a una


jueves, 20 de noviembre de 2008

EL HOMBRE INMORTAL

Hola, amigos:

Hoy toca una historia diferente. Es un cuento que conozco desde hace muchísimo tiempo, tanto que ignoro completamente el autor, el título y ni siquiera recuerdo donde lo leí. Así que si alguien lo reconoce le ruego que me lo diga para hacerle honores al autor y para que no haya tonterías de copyright.

De todas formas lo voy a contar a mi manera, situándolo en una fecha distinta y con protagonistas diferentes. Los nombres y hechos referentes al Día de San Valentín son rigurosamente ciertos. Vamos a ello.

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Me llamo Jack Mc Gurn. En otro tiempo me apodaban "Machine gun". Tú, que lees estas páginas y no me conoces de nada, eres quizá mi único vínculo con alguien en esta vida, así de triste y amarga ha sido. Mi muerte está próxima y mis pecados no me permitirán más que un breve saludo al Todopoderoso mientras me señala el camino al bien merecido Infierno, así que no me gustaría dejar este mundo sin contarte una historia. No servirá como atenuante en mi Juicio Final, pero al menos me reconforta.

Todo empezó en Chicago en plena Ley Seca. Al Capone intentaba desembarazarse de su gran rival, "Bugs" Moran, y para ello organizó un grupo con el único objetivo de planear su muerte. Como ejecutor de la misión eligió al mejor asesino con el que contaba, yo mismo.

Disfrazados de policías, dimos el alto a la banda de Moran, los desarmamos y cuando los tuvimos cara a la pared los ametrallamos sin piedad, encargándome yo de rematar con mi revólver a los supervivientes de la primera ráfaga. Era el 14 de Febrero de 1929. Los periódicos llamaron al suceso "La masacre del Día de San Valentín". Paradójicamente, Bugs Moran fué el único que consiguió escapar aunque gravemente herido.

Sangrando profusamente, en el fragor de las primeras ráfagas, se arrastró hacia el callejón con tan buena suerte que una alcantarilla cedió bajo su peso, haciéndolo caer al colector. Al acabarse las balas estábamos cegados por el humo, sordos por el ruido de las metralletas y demasiado excitados para darnos cuenta de que no había ocho cadáveres, sino siete. Sólo tras el recuento para rematarlos nos dimos cuenta de que faltaba uno, y todavía tardamos algo más en saber que era Bugs porque muchos de los muertos eran difíciles de reconocer. Ese tiempo le bastó para escapar de nosotros.

Aún le quedaban amigos, que le intentaron curar y le cosieron las heridas como pudieron, pero no quisieron darle cobijo porque la sombra de Al Capone era muy alargada y temían por su vida. Bugs no tuvo más remedio que conducir durante toda la noche y escapar de la ciudad.

Herido, desangrado y agotado tras muchas horas conduciendo, se desmayó al volante. El coche derrapó y cayó por un desnivel de varios metros quedando oculto en la maleza y el polvo. Sólo tuvo una pequeña ráfaga de consciencia antes de volver a caer en un sueño profundo que él creía que era la muerte.

Pero Bugs era todavía un hombre afortunado.

En su huida había escapado hacia el noroeste del estado, hacia una zona conocida como Driftless Area, cerca de Iowa. Estaba muy poco poblada, solo malvivían unas pocas tribus indias auxiliadas espiritualmente por un anciano chamán del que no se tenían noticias desde hacía varios años y por lo tanto se ignoraba si estaba vivo o muerto.

Pero vivía, aunque retirado del mundo. Y fué el único testigo del accidente.

Desconozco la razón por la que quiso ayudar a Bugs. Quizá los años de soledad le hicieron buscar compañía. El caso es que sacó al herido del coche, lo transportó en unas angarillas hasta su cueva y comenzó a curarlo, aplicándole un elixir en las heridas, cantando oraciones y exhalando en su rostro bocanadas de humo sagrado de su pipa.

Día a día, Bugs fué mejorando. Estaba agradecido, feliz de seguir vivo. Sabía muy bien de lo que no quería hablar con el viejo, y jamás pronunció una sola palabra acerca de su pasado. Las conversaciones acerca de su vida acababan al llegar a la adolescencia y se retomaban a partir del despertar tras el accidente. Y el chamán respetaba el silencio de Bugs.

Poco a poco, la monotonía de la vida en la cueva se fué rompiendo. Al principio con paseos cortos, luego con excursiones más largas, acompañando al anciano en su deambular por la reserva en busca de hierbas, alimento, raíces y, a veces, espíritus indios. Comenzaron a hablar de creencias, de fe... de nuevos comienzos. Pasaron los meses, haciendo que la ciudad, el hampa y su vida anterior pareciesen vestigios de otro tiempo y otra persona. Y un día, Bugs descubrió que nunca había sido más feliz que cuando el viejo le dió una palmada en el hombro y le invitó a quedarse y ser su aprendiz.

Unos años más tarde, no quedaba ni rastro del antiguo Bugs Moran. Su piel morena, el pelo largo y sus vestiduras eran las de un indio. Estaba a punto de ser consagrado por su maestro y acceder al último conocimiento: la elaboración del elixir curativo, aquel líquido que sanó sus heridas y disipó las cicatrices, que tomado en pequeñas cantidades garantizaba salud y tomado en un gran sorbo proporcionaba la vida eterna. Un conocimiento ancestral que sólo se podía transmitir a los más dignos, a aquellos que estaban preparados espiritualmente para aceptar la muerte como parte de la vida y evitar la tentación de convertirse en Inmortal.

Tras conocer el secreto de la elaboración de labios del viejo ya era oficialmente y ante los dioses un chamán, un hombre honorable.

Y su corazón rebosaba felicidad.

Pero el gangster que había sido en otra vida demostró no haber muerto a pesar del paso del tiempo. Varias noches de pesadillas y un día analizando tentaciones le llevaron a elaborar el elixir y tomar un buen trago.

Debía ser honesto consigo mismo. Sabía lo que debía sentir, pero no podía engañarse e ignorar lo que realmente deseaba: ser inmortal.

Y quería ser el único poseedor del secreto, así que al llegar la noche se acercó con sigilo a la esterilla del anciano y descargó con fuerza su bastón sobre el cuerpo. Una, dos, diez, incontables veces. Hasta que el cuerpo del viejo acabó convertido en un amasijo de sangre y huesos rotos. Hasta estar seguro de que el corazón de su maestro, su amigo, su salvador... había dejado de latir.

Tras hacer acopio de víveres, agua y ropa encaminó sus pasos hacia Chicago. Tenía una cuenta que saldar y una cita con la historia.

Que veremos como hace en la segunda y última parte, en el próximo post.

Besos a tod@s menos a una


martes, 18 de noviembre de 2008

EL VUELO 777 DE KLM

Hola, amigos:

Vamos con una historia de espias y Mata-Haris que sucedió en la España franquista:

1 de Junio de 1943. En plena Segunda Guerra Mundial, una patrulla de Junkers 88 alemanes que sobrevolaba el golfo de Vizcaya localiza el vuelo 777 de la KLM (aerolineas holandesas) y se lanza en picado tras él. Las metralletas desgarran el fuselaje del avión y los Junkers siguen hasta el mar la caída en barrena de su presa. Mueren el piloto y los 13 pasajeros, entre ellos Leslie Howard (Londres, 1893), estrella de Hollywood de viaje por la península en una gira de conferencias sobre cine.

Después de 60 años, sigue siendo un misterio por qué la Luftwaffe se cebó con un avión de pasajeros que cubría la respetada ruta Lisboa-Bristol.

En un principio se aventuró la hipótesis de que los alemanes confundieron al representante de Howard, Alfred Chenhalls, con el primer ministro británico Winston Churchill, por esas fechas reunido con Eisenhower en Argelia, pero la perspectiva de análisis cambió desde que en 1984 el hijo de Leslie recopiló en una biografía de su padre documentos ingleses y alemanes que probaban que el ataque estaba dirigido contra Howard, ya que sospechaban que el intérprete trabajaba para el servicio de inteligencia británico como propagandista, informador... y espía.

Actor, pero también director y autor de cine y teatro, Howard ha pasado a la historia como Ashley, el amor imposible de Escarlata O'Hara en Lo que el viento se llevó. Cuando el cerco de Hitler sobre Inglaterra se endureció, el galán regresó a su país natal, donde se concentró en una intensa campaña de propaganda para convencer a Estados Unidos de que debía intervenir en Europa.

Anthony Eden, secretario del Foreign Office, encontró en marzo de 1943 una misión especial para él. El Gobierno británico le invitó a impartir una serie de conferencias en España y Portugal. El actor era una cara conocida y había que fomentar la popularidad de los aliados para evitar que la neutral España de Paco Franco se decantara por el eje Berlín-Roma.

Las cartas que Eden envió a Howard demuestran que lo tuvo difícil para convencer a un hombre hipocondríaco y atemorizado por los peligros de la misión.

Llegó a la península el 28 de abril de 1943. Primero pasó por Portugal. Luego, los círculos anglófilos del triste Madrid de posguerra recibieron a Howard como un dios. Fue la estrella de recepciones, corridas de toros y juergas flamencas. Sin embargo, sus conferencias no fueron tan populares como en Portugal: la implantación de las simpatías nazis a través de falangistas y tradicionalistas era demasiado fuerte. Aun así, consiguió introducir una inyección de moral en los partidarios de los aliados en España y se dedicó a entrevistarse con miembros de la propaganda británica y autoridades españolas.

Los alemanes desconfiaban de un Franco que ya no parecía tan dispuesto a favor del Eje. Sospechaban que los aliados querían atraerlo a su bando a través de una estrella de cine muy comprometida en la guerra y les llamaba mucho la atención el comportamiento y la actitud nerviosa de Howard. El jefe de propaganda y prensa de la Embajada alemana, Hans Lazar, un excéntrico judío de Constantinopla que gobernaba el espionaje y controlaba las hojas parroquiales de todo Madrid, recurrió a bellas vampiresas para sonsacar a un Leslie Howard que solía flaquear ante un escote como Dios manda.

La más que justificada fama de donjuán del actor dota de verosimilitud a la idea de que una Mata-Hari le rondara. Las sospechas apuntan hacia la condesa Mechtild von Podewils, una noble alemana con grandes relaciones en el régimen, pero sobre todo hacia una actriz española: Conchita Montenegro.

Donostiarra, nacida en 1912, la actriz llegó a Hollywood en 1930 después de posar para el pintor Zuloaga y escandalizar a media Europa con su desnudo en la película francesa La mujer y el pelele. Intérprete de gran belleza, tuvo muchos amantes y se relacionó con figuras como Chaplin o Buster Keaton.

En 1931, con 19 años, coprotagonizó Prohibido con un casi cuarentón Leslie Howard. Según parece, el romance en pantalla entre un marino y una princesa del Pacífico dio paso a una historia que se mantendría durante más de una década.

El contrato de Montenegro con el estudio Fox expiró en 1935 y la actriz volvió a Europa. Estaba en España cuando hizo la gira Leslie Howard y en 1944, sólo unos meses después del derribo del avión, se casó con el diplomático Ricardo Giménez-Arnau y se retiró abruptamente del cine. A partir de entonces se refirió siempre a la interpretación como un "pecado de juventud" y apenas concedía entrevistas.

Poco antes de morir en 2007, en un encuentro con el autor del libro "El vuelo de Ibis", Rey-Ximena, en su residencia geriátrica, reconoció su relación con Howard y que la intención del viaje de éste fue entrevistarse con altos cargos del régimen, pero no dijo nada de ninguna misión secreta, y por supuesto no dijo nada acerca de si intervino ella para sonsacar a Howard.

El caso es que los alemanes estaban convencidos de que el actor había espiado en España y podía llevar información importante acerca de Franco y el régimen, así que decidieron actuar como ya sabemos. La noticia del derribo del vuelo 777 fue un duro golpe para la moral británica. El Gobierno condenó el ataque como un crimen de guerra. La última gran aparición de Howard había sido el 21 de octubre de 1942, el Trafalgar Day. El actor se caracterizó como el almirante Nelson y se despidió de Londres en el papel del héroe de guerra muerto en el mar, como él mismo ocho meses después en la costa española.

Gracias: Libro El vuelo de Ibis. Rey-Ximena. El País.

Besos a tod@s menos a una.





lunes, 17 de noviembre de 2008

NO HAY NADA PEOR QUE... (Tercera parte)

Hola, amigos:

He tenido unos dias muy intensos y no he podido actualizar el blog, pero vamos con la esperada tercera parte de mi vicisitud médica.

Tras el dolor físico de los pinchazos llega la tortura mental, porque no sientes nada, no ves nada, pero lo oyes absolutamente todo. Cualquier sonido parecido a una tijera cortando te pone los pelos de punta, y en esas circunstancias todos los sonidos lo parecen. Ahí te das cuenta de que el hombre y su pene son como dos hermanos gemelos, que cuando uno está ausente el otro lo echa de menos, y cuando uno de ellos sufre el otro también lo hace.

Tieso como un ciruelo, mirando al techo y suplicando el fin de la tortura, los minutos pasan con lentitud, como la espera frente a un baño ocupado cuando te estás haciendo caquita.

Ya está - oigo - Aaaaarriba.

La cortinilla desaparece como por ensalmo y me apresuro a mirar por debajo de mi ombligo para constatar que mi amigo está oculto en un vendaje blanco, y parece medir al menos cuatro veces mas de lo que medía.

Los puntos se caen solos, chaval, ya hemos tocado todo lo que teníamos que tocar... y ha quedado bien, no te preocupes.

Y yo no me preocupo, porque aunque la anestesia impide sentirlo, sé que mi pene está de vuelta conmigo, a salvo, y juro por lo más sagrado que nada ni nadie volverá a hacerle daño. Miro a la enfermera anestesista, que sigue sonriendo, y le digo con la mirada que me he quedado con su cara, que me vengaré.

Ella sostiene el cruce visual con solvencia y sonríe un poco más si cabe, lo que me aterroriza hasta los huesos, porque parece dar a entender que aún no ha terminado conmigo. Instintivamente protejo a mi amigo tapándolo con las manos y me voy hacia la salita blanca y fría donde comenzó todo.

Entonces oigo la voz cantarina pronunciar una frase horripilante.

Aún no he terminado contigo, chaval.

Lo que hace que me tiemblen las piernas y que una caquita pugne por alumbrar el mundo. Imagino que también estoy a punto de hacerme pipí, pero no siento mi pene por la anestesia.

¿Pe...pe...perdón ?

Que voy a abrocharte la bata, hombre, que se te ve el culo...

Y se descojona mientras me acerco a ella dándole la espalda para que me abroche la puñetera bata, rumiando una venganza infernal y dando la bienvenida a un odio que presumo será eterno.

Por fin salgo del quirófano, andando muy despacito, sintiendo la mirada de la enfermera sádica clavada en mi nuca, cometiendo el error de echar un último vistazo atrás porque solamente sirve para comprobar que sigue sonriendo.

El tiempo entre la salida del hospital y mi llegada a casa transcurre en una nebulosa, y solo tengo un vago recuerdo de un almuerzo frugal antes de echarme una siesta en el sofá, para recuperarme del mal rato y las malas noches pasadas.

Lo que recuerdo perfectamente es el despertar.

Abro los ojos, aún estoy somnoliento.

Oigo una música.

Es la televisión, encendida por mi madre.

Se trata de una pausa publicitaria. Un anuncio.

De una tia rubia en pelotas corriendo por una playa, desodorante Fa, limones salvajes del caribe.

Horrorizado, compruebo que mi pene se pone contento, ajeno por completo a los puntos de sutura que adornan su prepucio.

Intento evitar la catástrofe mirando hacia la estampa del corazón de Jesús, pero llego tarde.

Mi pene intenta erguirse en todo su esplendor, pero los dieciseis puntos se tensan y tiran de las entrañas de mi maltratado amigo. Así, mientras pugna por rendir pleitesía a los limones caribeños y su ninfa promocional, un dolor insoportable invade mis genitales y en décimas de segundo se apodera de todo mi cuerpo.

Entre lágrimas, veo el rostro de la rubia de Fa al final del anuncio; la veo cambiar sus rasgos, la veo transformarse en la enfermera anestesista y sonreir.

Era verdad. No había terminado conmigo.

Besos a tod@s menos a una.



lunes, 10 de noviembre de 2008

NO HAY NADA PEOR QUE ... (Segunda parte)

Hola, amigos:

El anterior post lo dejamos en la bata verde formando la tienda de campaña. Con el eco de la risa del enfermero cabrón. Pensando en cómo se tomarían los médicos que aquello estuviera tenso como una pandereta por culpa de una mente pervertida y perversa (en este caso la mente del enfermero, no la mía).

La teoría de Albert Einstein acerca de la relatividad del tiempo se manifestaba en toda su crudeza en esos momentos de espera solitaria, sentado en aquella salita blanca y fría. Al cabo de lo que para mí fueron horas y para el resto de la humanidad 2 minutos se abre la puerta y asoma la cabeza de una mujer muy guapa que me sonríe y me dice con voz cantarina: Vamos, que te toca.

Verá, señorita, es que... no sé como decirle... no puedo.

¿Qué te pasa ? ¿No me dirás que tienes miedo ?

No... bueno, sí, un poco... pero no es eso, es que... yo...emm...

Y decido descruzar las piernas y levantarme porque no sé cómo explicar que la tengo dura como la cara del Conde Lequio y prefiero que saque sus propias conclusiones acerca mi apuro.

Así que es eso... No pasa nada chaval, estamos acostumbrados. Verás como se te pasa enseguida. Anda, entra.

Y sonríe.

Y a mí no me gusta un pelo esa sonrisa, y todavía menos el brillo de su mirada al pronunciar la palabra "enseguida", pero entro.

El quirófano es pequeño, blanco, muy luminoso. Dentro hay dos médicos y la enfermera anestesista que me esperan de pie al lado de la camilla. Y allí estamos mi erección y yo tumbándonos. Yo pienso que en cualquier momento mi amigo dejará de despedir calor y latir, pero no hay manera de que aquello baje. En cuanto estoy tumbado, despliegan una cortinilla verde por encima de mi ombligo. Un médico se sitúa tras mi cabeza y apoya sus manos sobre mis hombros con suavidad, relajándome un poco. Lo veo como si estuviese cabeza abajo y me sonríe cálidamente, haciendo que me sienta reconfortado por primera vez en horas.

Te han explicado que es anestesia local, ¿no ? - dice la voz cantarina, oculta tras la cortinilla.

Sí, señorita.

¿Preparado entonces?

Umm... más o menos

Y en cuanto termino de pronunciar la palabra "menos" el médico a mi cabeza presiona con fuerza mis hombros hacia abajo, noto como sujetan firmemente mis piernas y la enfermera me pone la anestesia local, clavando la aguja de una jeringa en la mismísima punta del glande.

Me quedo sin aire.

Dolor no es la palabra.

Me pongo tieso como un filete de ternera barato, suelto el alarido más inhumano que garganta alguna sea capaz de producir y con el mejor acento castellano que haya salido de mi boquita jamás, pronunciando bien todas las letras, le digo a la enfermera de la voz cantarina:

¡¡¡¡¡ HIJA DE LA GRAN PUTA !!!!!!

A lo que me contesta - vamos, vamos, que el segundo pinchazo ya duele menos.

Entonces comprendo que sobran las palabras con aquella dominatrix viciosa. Suelto dos lagrimones grandes como marmolillos de una catedral y siento claramente cómo, tras el segundo pinchazo, mi amigo deja de expedir calor y latir, por lo que supongo que ya no está erguido.

Tal vez ha muerto para siempre, así que me abandono y dejo a mi mente flotar en una nebulosa deseando desesperadamente que dure toda la operación.

Y continuaremos la historia, con la tercera y definitiva parte en un próximo post.

Besos a tod@s menos a una.

viernes, 7 de noviembre de 2008

UN PIRATA ESPAÑOL

Hola, amigos:

Antes de continuar con mi vicisitud médica, permitidme este post dedicado expresamente a Patricia, que me pidió ayuda en su búsqueda de piratas españoles, ya que todos los conocidos son ingleses, holandeses o franceses. Encontré varios, con vidas poco interesantes en general, salvo uno: Pedro Niño. Su historia es poco conocida porque tiene lugar mucho antes del Descubrimiento de América, en una época donde apenas se consignaban hechos históricos por escrito... porque casi nadie sabía escribir.

Con permiso de Patri para publicar esto, comenzamos.

Don Pedro Niño ( también llamado Pero Niño ), nació en 1378, en una familia noble venida a menos por dos razones: Su descendencia bastarda nada menos que de nuestro Rey Sabio, don Alfonso X, y de su apoyo a Pedro I durante la Guerra Civil contra Enrique, el fundador de la dinastía Trastamara.

Sin embargo, su educación caballeresca quedó garantizada por una infancia cortesana junto al príncipe, futuro Enrique III, y una adolescencia bajo un importante padrino: el condestable Ruy López Dávalos. Su ímpetu, buena presencia y fortaleza física le hicieron destacarse en sus primeras acciones armadas, en las que el rey hizo frente a un puñado de nobles levantiscos utilizando el procedimiento religioso favorito de la época: las ostias, y comenzar a rondar a las damas con intenciones muy cercanas a las de llevárselas al huerto.

Con veinticinco años, recibe el encargo de una expedición para pelear contra los piratas del Mediterráneo, con muy buenos resultados, en lugares tan lejanos entre sí como Orán, Túnez, Cerdeña y Marsella.

Pero lo más interesante comienza con la expedición atlántica encomendada por el monarca, entre 1405 y 1406, en apoyo del rey francés Carlos VI contra el rey de Inglaterra, Enrique V.

Con tres galeras, Pedro Niño es recibido en el Puerto de La Rochelle por el Condestable de Francia, Charles de Lebret. Allí, ante la evidente incapacidad de los franceses de pronunciar "Pedro" comienza a acostumbrarse a que lo llamen "Pego" o "Pero", y a continuación lanza una terrible ofensiva que destruye toda la zona existente entre esta ciudad y Burdeos, que estaba en manos inglesas. Finalizada la ofensiva, y en vista del valor demostrado, Charles de Savoisy, chambelán de Carlos VI, le propone asociarse en corso, es decir, practicar la piratería exclusivamente contra los ingleses, recibiendo una soldada del Rey de Francia y participación en los beneficios.

Con cinco galeras, navegan hacia la costa enemiga, hasta Cornualles, quemando Saint-Ives, donde capturan dos naves que Pero Niño envía a Harfleur. Merodeando entre Darthmouth y Plymouth, decidieron el asalto y destrucción del pequeño puerto de Portland, y acto seguido saquearon y destruyeron Poole, patria del afamado pirata Harry Pay. Finalmente, antes de volver a invernar a la localidad francesa de Sérifontaine, cerca de Ruán, en un audaz golpe de mano remontan el Támesis (una auténtica hazaña) y saquean los alrededores de Southampton, aunque no llegan a Londres.

Al llegar el otoño y el mal tiempo, regresa a Francia, donde es aclamado como un héroe y pasa el invierno en medio de actividades cortesanas, enseñando a las damas francesas cómo se las gasta un caballero español entre sábanas, como cuando en la localidad de Sérifontaine, en un lujoso palacio, esperaba la muerte el anciano caballero Renaud de Trie, Almirante de Francia y Consejero Real. Conocedor de la empresa de nuestro héroe, le invita varios días a su mansión. Allí, don Pero conoce a la joven y bella esposa, Jeanne de Bellengues... a la que instruye afanosamente en el juego del Teto, provocando el mayor escándalo de la época. Tras esos intensos días, Pero Niño acude a la Corte, a París, a cobrar su soldada, y es recibido afectuosamente por los duques de Orleáns y Borgoña.

La fama cortesana de nuestro héroe aumentará cuando participa en la prueba de quiebra de varas, simulacro de torneo muy de moda en la época, en la plaza de “La Pequeña Bretaña”, donde hoy está el Louvre. Y sobre todo cuando decide participar en el torneo de la plaza de “La Costura de Santa Catalina”. Más de cien caballeros de punta en blanco, es decir, cubiertos por la impresionante armadura de más de treinta kilos de la época, se abalanzan unos contra otros en un impacto brutal. Al caer la noche, sólo uno de ellos, con el rostro cubierto por el yelmo, permanece en pie. Las multitudes de París aguardarán hasta medianoche para ver la cara descubierta del campeón de Castilla.

Regresa el buen tiempo y con él comienza la última fase de la campaña. Pero Niño zarpa con sus naves de Ruán, y se reúne con Savoisy en Harfleur, donde acuerdan saquear las costas inglesas del mar del Norte. Sin embargo, las tormentas les impiden su ojetivo, alejándolos a costas belgas (La Esclusa) e impidiendo su enfrentamiento con naves inglesas. Los desperfectos son tan grandes que Savoisy, en el puerto de Gravelines, abandona la expedición.

Recobrando los ánimos, Pero Niño navega hacia costas normandas y allí encuentra al caballero bretón Héctor de Pontbriand, quien le propone asociarse para atacar la isla de Jersey. En total ambos líderes comandan unos mil hombres de armas. Tras el desembarco, nuestro amigo recibe el mando de castellanos y bretones, y dispone al ejército para la batalla. Y no se trata de ninguna tontería: la isla cuenta con la protección de tres mil guerreros ingleses, doscientos de ellos a caballo. El desordenado ataque inicial inglés es detenido en seco por los aliados, pero a continuación la situación se complica. En medio de la masacre, Pero Niño, su lugarteniente Gutierre Díaz de Games y un grupo de guerreros castellanos rodean las líneas inglesas y se lanzan contra su retaguardia, abatiendo el pendón de San Jorge y acabando con Jacquot de Vinchellez, el oficial real. La desbandada inglesa fue absoluta y don Pero hubo de mantener por la fuerza a sus hombres ordenados, evitando la matanza de prisioneros. Informado de la presencia de varios castillos con más tropas por la zona, los aliados deciden aceptar el rescate que la población les ofrece a cambio de sus vidas: diez mil coronas, una fortuna enorme para la época.

Satisfechos con el resultado, la expedición regresa a Francia, a Brest, donde Pedro Niño, requerido en Castilla, envió mensajes de despedida al Rey y los duques franceses. Acompañado por Robert de Braquemont y el obispo Saint-Flour, embajadores galos, desembarcaron en Santander, y tras una breve parada en su casa de Valladolid, llegaron a la Corte en Madrid, donde don Pero fue colmado de honores y armado caballero por el propio Rey.

Protagonizó un sonado escándalo al enamorarse, cortejar y hacerle la caidita de Roma a Beatriz, hija del rey Pedro de Portugal, que estaba en custodia del propio rey de Castilla. Casi cuesta una guerra civil, pero consigue casarse con ella. A raíz de su matrimonio cambia de vida, se vuelve apacible, y permanece junto a su esposa en sus tierras del condado de Buelna hasta su muerte en 1453.

Gracias, Patri, por la inspiración, y espero que por una participación generosa en los beneficios de la apuesta.

Besos a tod@s .

jueves, 6 de noviembre de 2008

NO HAY NADA PEOR QUE... (Primera parte)

Hola, amigos:

"No hay nada peor que un dolor de muelas".

"No hay nada peor que una patada en los huevos".

Mucha gente acostumbra a relatar una mala experiencia comenzando con la frase del título. Yo sólo puedo continuar este encabezamiento con lo siguiente: ... operarte de fimosis.

Se veia venir desde pequeño. Si mi simpatía, humor, inteligencia y talento desbordaban todo mi ser, mi pene tenía que desbordar por fuerza su continente, ese trozo de piel opresivo que le impedía alzarse con toda su fuerza, vigor y esplendor.

¿Y qué hacemos? - le pregunto al médico.

Pues cortar la piel que sobra - me responde.

En ese momento mi cara cambia de color, una tonelada de saliva pugna por pasar por la garganta, un escalofrío recorre mi columna vertebral y el pene intenta refugiarse minimizando su tamaño como una nómina con el cambio de la peseta al euro.

Se hace con anestesia, por supuesto. No duele casi nada - dice consciente del malestar general que me ha generado su solución - Además es anestesia local, no hace falta dormirte, así que no te preocupes.

Y tú de momento no te preocupas, porque estás intentando salir del estado de shock que te ha producido oír la palabra "cortar" asociada a tu pene. Pero llegas a tu casa, dándole vueltas a la cabeza, y en mitad de la noche te despiertas por enésima vez y caes en la cuenta de que el médico ha usado las palabras "casi nada" y "anestesia local", lo que significa que al menos algo duele y, lo que es peor, QUE VAS A ESTAR CONSCIENTE TODO EL PROCESO.

Estoy en disposición de asegurar que mi conjunto pene/testículos jamás ha tenido un tamaño más ínfimo y desolador como en aquellos momentos. Y ya me dolía todo por anticipado.

Mi vida se convirtió en un infierno. Los días se iban a la velocidad de la luz, pero las noches pasaban lentas. Algunas veces permanecía horas despierto con los ojos abiertos como un búho; otras tenía pesadillas en las que mis espermatozoides se rebelaban y se declaraban en huelga de cola caída porque su camino al cielo, el pasillo a su jardín del Edén rebosante de óvulos por fertilizar, iba a ser mutilado.

Por fín llega el día. En la sala de espera coincidimos 5 personas con el mismo diagnóstico, que parecemos muñecos de cera de lo blanco que estamos, acojonados. Miles de preguntas se agolpan en la cabeza.

¿Queda mucho para que nos llamen? ¿Quién será el primero?

Una gotita de orina se escapa.

¿Qué haré con los calzoncillos? ¿Se verá la mancha?

Una caquita pugna por salir.

Por Dios, ¿queda mucho para que me llamen ?

En ese momento, cumpliendo fielmente aquel axioma de "cuidado con lo que deseas porque es posible que te lo concedan", me llaman, y paso a una sala acompañado por un enfermero, que me da una bata verde que se cierra por detrás cuando me van a operar por delante. Me recuerda que debo quitarme toda la ropa interior y me comenta como de pasada que LA anestesista es toda una garantía y que además está buenísima.

¿Y eso a que viene? - le digo.

Pues que si el medico estornuda, se le va el bisturí y corta más de la cuenta, al menos habrás tenido una última erección.

Y se descojona.

Es broma - me dice - Es para que te relajes, hombre. Y concéntrate en no tener la erección.

Y se va. Dejándome solo. Descompuesto. En proceso de cumplir fielmente esa norma no escrita pero puntualmente seguida de hacer lo que te acaban de decir que no hagas, es decir, con una de las erecciones más escandalosas de mi vida agravada por el hecho de que no había ropa interior, sólo una bata verde, fina, que a la altura de mis genitales había tomado la forma de una tienda de campaña.

Continuará...

Besos a tod@s

martes, 4 de noviembre de 2008

TOP LOS MAS HIJOS DE PUTA

Hola, amigos:

Lamentablemente, hoy el post es triste. No tengo ni ganas de ir a la clase de salsa.

Uno de mis mecánicos ingresó en el hospital el sábado con fiebre alta y síntomas de infección. Le hicieron varias pruebas y resulta que tiene leucemia. Con 28 años.

Solo queda esperar que lo hayan cogido a tiempo y la quimioterapia funcione.

Y eso me hace reflexionar sobre la cantidad de cerdos hijos de puta que llegan al final de su vida con tropecientos años y rebosantes de salud para morir en sus casas. No necesariamente son conocidos. Aquí va mi ranking particular, según me salen los nombres:

HARRY S. TRUMAN

Aquí nuestro amigo goza de una reputación intachable por haber sido el que acabó con la Segunda Guerra Mundial; claro que la acabó ganando por los dos champiñones sobre Hiroshima y Nagasaki.

Dicen los defensores de este inicuo personaje que así ahorró la vida a miles de americanos. En la primavera de 1945 el ejército japonés ya no existía, ni la flota, ni la fuerza aérea, ni las fábricas de armas. Los bombarderos atacaban sin escolta de los cazas y SIN ARMAMENTO, retirado para poder cargar mas bombas, porque no había respuesta antiaérea. El emperador Hiro-Hito a través de su ministro Togo hablaba con los aliados de los términos de la rendición, con la Unión Soviética como interlocutor.

Pero los americanos querían una rendición humillante e incondicional; probar a sus aliados, en particular a Stalin, que eran la primera potencia y justificar los 200 millones de dólares invertidos en el Proyecto Manhattan, así que decidieron prolongar las conversaciones sobre la rendición porque estaban a punto de lograr la bomba atómica. El 6 de Agosto, Truman ordena bombardear Hiroshima y luego Nagasaki. 3 meses después de saber que Japón se rendía. 3 meses después de estar bombardeando con napalm la isla, a plena luz del día, sin oposición alguna por parte de los japoneses, exhaustos.

Un auténtico hijo de puta que vivió 88 años.

Pol Pot

Lider camboyano que en solo 4 años ( entre 1975 y 1979 ) fué capaz de acabar con el 25% de la población de su país. Más de 2,5 millones de personas.

Aquí el amigo, al llegar al poder, decidió que el comunismo puro era el que se daba en el campo, así que había que comenzar con la eliminación literal de los conglomerados urbanos y la declaración de los habitantes de la ciudad como enemigos del Estado, con la moneda, el mercado, la educación, las maneras de vestirse, la religión, los libros, lo que viniese del extranjero, las formas tradicionales de gobierno y la familia.

Como no creía en la reeducación, declaró Enemigo Invisible del Estado a todo aquel que llevase gafas, tuviese un título universitario o hubiese trabajado en alguna oficina antes de 1975, entre otras barbaridades similares, y obligó a todas las familias de las ciudades a separarse y emigrar a sitios distintos del país para cultivar arroz. Lo hacían en interminables y agotadoras marchas a pie que al acabar habían diezmado a los pobres desplazados.

Una de las cárceles, la de Tuol Seng, se hizo célebre por haber dejado salir con vida a solo 3 personas de las más de 20.000 que entraron y por tener un mapa de Camboya formado por calaveras secas de prisioneros.

En 1979, Vietnam invade Camboya y acaba con su régimen. Se refugia en la selva y muere tranquilamente 19 años después, a los 73 años de edad. Caaabrón.

Idi Amín

El amiguete da un golpe de estado y se hace con el poder en Uganda. Había sido campeón de boxeo 10 años seguidos y era completamente analfabeto, pero tenía carisma. Durante su represión murieron más de 300.000 personas y expulsó del país a otras 70.000.

Es muy curioso el repaso a sus excentricidades:

Al dia siguiente de su llegada al poder, cientos de cadáveres aparecieron flotando en las aguas del Nilo, entre ellos los de once ministros, tres miembros del Parlamento, el gobernador del Banco Central, el alcalde de Kampala y cinco periodistas occidentales.

En su palacio tenia un armario empotrado lleno de películas de dibujos animados de Tom y Jerry, debajo de la cama habia cajones de granadas de mano y en su archivo se encontraron fotos de ugandeses torturados y de cientos de prisioneros formados en campos de concentracion.

Coleccionaba las cabezas de los ejecutados, y las guardaba en un refrigerador. Los cuerpos los arrojaba a los cocodrilos, para que se alimentaran de la carne.

Todas las semanas, un avión de la compañia Uganda Airlines volaba a Inglaterra para traer ropa cara, whisky, cigarrillos y todo tipo de manjares que regalaba a los oficiales del ejército.

Se hacía transportar en público a hombros de ciudadanos ingleses y se ofreció al parlamento escocés para ser rey de Escocia.

Ordenaba la retransmisión televisada en directo de la decapitación de sus oponentes y se sospecha que llegó a devorar las vísceras y otras partes del cuerpo de algunos de ellos.

En 1974, Barbet Schroeder se desplazó hasta Uganda para el rodaje de un documental, con el propósito de mostrarlo como un hombre educado, encantador con la palabra y vehemente en sus gestos, sin ocultar la enorme y oscura figura que se escondía tras la máscara. Idi Amin colaboró en todo momento con Schroeder y su cámara, Néstor Almendros, pero cuando se enteró qde la existencia de una versión más larga que él no había autorizado, encerró en un hotel a los 200 ciudadanos franceses que residían en Uganda y les dió el teléfono del realizador para que le contaran su situación. Schroeder accedió a cortar los minutos que el dictador le había pedido amablemente. Tras la caida y exilio de Idi Amín, pudo recuperar el metraje mutilado y completó el montaje final.

En 1979 huyó del país tras una invasión de tropas tanzanas y se refugió en Arabia Saudita, donde vivió 27 años rodeado de lujo hasta su muerte en 2006. Cabronazo.

Y se me acaba el tiempo amigos, quedan en el tintero Pinochet, Kim Il Sung, Fidel Castro, Mengistu, Stalin, Francisco Franco, James Taylor, Mao... Espero no tener que sacar sus "hazañas" de mi memoria otro día.

El siguiente post será mas divertido, lo prometo. Hoy no tenía ganas de nada.

Besos a tod@s

sábado, 1 de noviembre de 2008

MIS MOMENTOS DE VICISITUD

Hola, amigos:

Ha llegado la hora. Voy a enfrentarme a mi naturaleza y empezar a relatar algunos de los momentos que me han hecho singular entre los miembros de la Raza Humana. Son experiencias contadas sin orden ni concierto, tal como salen de los recovecos de mi memoria, conocidas por muchos de vosotros pero desconocidas por otros. Pido paciencia a los que ya las conocen. Clemencia a los demás, por favor. Sí, soy un puerco, pero os lo había advertido... y ahí vamos.

Mi primera eyaculación.

Momento sórdido donde los haya.

Todos hemos tenido una primera vez. La mía fué con un póster de Pamela Ewing, de la serie Dallas. Amor platónico, hembra poderosa, agitadora de mis hormonas en plena expansión y atrevimiento.

Una peli de Pajares y Esteso me dió la pista de cómo utilizar ese aparato mío cuyas instrucciones no encontré jamás ni en la cartilla de familia numerosa ni en los papeles del colegio.

Al ritmo uno-dos in crescendo, al compás de una respiración cada vez más agitada y mirando fijamente el escote de Pamela Ewing, me abandoné al placer solitario de hacer el amor con la persona que más me quería. ¡Cómo gozaba yo! Con esa inconsciencia de la primera vez, atento a la sensación creciente que anunciaba mi primer orgasmo provocado, abriendo la mente ante la llegada de la culminación, tensando mi cuerpo, estremeciéndome de placer... y recibiendo el primer lecharazo de mi vida en todo el ojo.

Soltando mi aparato al pegar un respingo, la pupila dilatada escociéndome, los sucesivos lecharazos regaron mi cuerpo y la habitación de fértil esperma. Los gritos de dolor por mi ojo profanado alertaron a mi abuela, que gracias al todopoderoso se abstuvo de entrar en mi cuarto, limitando su curiosidad a preguntar desde la cocina " a ver, ¿con qué te has dao ahora?".

No se abstuvo, sin embargo, de preguntar al día siguiente por esas manchas amarillas que salpicaban la cama y de cagarse en los muertos de las hormigas que invadieron mi dormitorio a la espera de nuevo alimento procedente de mi bolsa escrotal repleta de amor.

No tengo noción de la cantidad de colirio que tuve que usar, pero sí recuerdo que durante un tiempo prolongado aquella serpiente de un solo ojo que me miraba fijamente y escupía se convirtió en un enemigo más de los muchos que asolaban el comienzo de mi adolescencia, aunque luego nos reconciliamos hasta el punto en que no puedo vivir sin ella.

Los preservativos.

Mucho tiempo después, la sociedad conspiró en la trama que tuvo lugar con un amigo cuyo nombre no voy a desvelar. Llamémosle Tristán.

Por una vez en su vida, mi amigo Tristán ligó con una chica que fué sensible a sus requerimientos de culminar físicamente la acción de amar a una persona y se dispuso a ello con diligencia y determinación, pero sin preservativo.

La chica, llamémosle Isolda, con buen criterio, desestimó el proceso de entrada en su cueva del amor hasta no cumplimentar debidamente el apartado de protección, y además se negó a cualquier otro sustitutivo, bien oral, bien manual, emplazando el momento del gozo hasta la siguiente vez, lo que por desdicha no podría ser hasta el fin de semana siguiente.

Después de aliviarse debidamente él mismo, imagino que con menos vicisitud que yo puesto que sus dos ojos parecían tener su color normal, me contó su plan para el fin de semana con Isolda: Una cabaña en Cazorla, en el nacimiento del río Guadalquivir, a más de 8 km de cualquier vestigio de civilización, sin mucho más que hacer que retozar alegremente y practicar por si llega el momento de repoblar el mundo.

Como soy amigo de mis amigos, me ofrezco para proveerle gratis de preservativos, aprovechando que una amiga mía tiene un bar con máquina dispensadora en el baño. Es más, le sugiero que el hecho de ir hasta Cazorla en autobús y andando hasta la cabaña reforzará la sensación de aislamiento y complicidad.

Y allá que pido permiso a mi amiga para meter la mano en la caja de los preservativos y coger un buen puñado.

Y allá que llevo en mi coche a Tristán e Isolda hasta la estación de autobuses .

Y allá que los dejo en manos de Eros con un guiño de complicidad, insuflándoles fuerza y ánimo. Era un sábado por la mañana.

El domingo por la tarde me llama Tristán al móvil, me cataloga como hijoputa y me informa de que mas vale que no me tope con él durante algún tiempo.

En aquella época estaba de moda, por motivos higiénicos, servir las copas de ron acompañadas de una rodajita de limón empaquetada en plástico que el usuario abría y echaba en la copa si le apetecía. Mi amigo disponía de 36 rodajitas de limón y ni un solo preservativo porque metí la mano en la caja equivocada.

Tristán recorrió a pie los 8 km hasta la gasolinera... que estaba cerrada. Y volvió a la cabaña.

Volvió a recorrer los 8 km a la mañana siguiente. Y estaba abierta. Pero no vendían preservativos.

No culminó su deseo.

Mi madre es una santa, pero yo soy un hijoputa.

Próximamente, mas.

Besos a tod@s menos a uno.