jueves, 12 de febrero de 2009

COVENTRY, O por qué no quiero ser gobernante.

Hola, amigos:

Hace unos días he tenido una pequeña discusión con una amiga acerca de la ambición. Bajo su punto de vista yo no soy nada ambicioso, porque según ella yo podría haber sido un gran político, un líder, haber llegado a gran ejecutivo... pero me he conformado con trabajos y finalmente una empresa que da para vivir bien, pero sin volverse loco, un 4º piso sin ascensor y una moto, y no me molesto en hacer nada por llegar a tener un chalet, una multinacional y una flota de coches teniendo potencial para ello.

Mi respuesta fué que en el fondo lo del político, lo del líder, lo de tener la responsabilidad de mucha gente a tu cargo y los bienes materiales que eso conlleva no es sino ambición de poder, de status. Su ambición.

La mía es precisamente la opuesta, porque no me interesa una casa mas grande si por su hipoteca he de renunciar a un asado con un Ribera del Duero en un restaurante argentino, ni una multinacional si no me permite tocarme las narices en casa un viernes por la tarde porque consume todo mi tiempo, ni una flota de coches porque me gusta el viento en el cuerpo y la sensación de libertad que me da mi moto. Mi ambición es vivir la vida intensamente. Y en este sentido soy muy ambicioso. Es algo que persigo con fruición y procuro disfrutar cada día.

Y salió a cuento una historia de la Segunda Guerra Mundial, un hecho que seguramente le hizo replantearse a Winston Churchill si merecía la pena llegar a ser Primer Ministro de Inglaterra, si no hubiera sido mejor ambicionar una casa en el campo y una vida libre de responsabilidades.

Es la historia del bombardeo de Coventry.

Estamos en 1940. Los alemanes utilizan una máquina de códigos llamada Enigma que convierte en indescifrable cualquier comunicado que interceptan los ingleses, y una de las consecuencias es que los barcos de suministro que alivian la presión en la isla son presa fácil de los submarinos en el Atlántico Norte sin que Inglaterra pueda hacer nada.

Pero los ingleses tienen un golpe de suerte y se hacen con una de estas máquinas sin que los alemanes lo sepan. Ya pueden descifrar las rutas de los submarinos y asegurar los suministros. Y al poco tiempo descifran un mensaje de la Lufwaffe, la fuerza aérea alemana, donde da órdenes de bombardear por primera vez una ciudad que no es Londres: Coventry.

Entonces Churchill tiene un dilema.

Si da orden de evacuar Coventry o de ponerla en alerta los alemanes sabrán que los ingleses conocen sus claves, cambiarán los códigos y los suministros de toda la isla volverán a ser precarios.

Si no se dice nada, los mensajes seguiran siendo descifrados, los suministros estarán asegurados, pero puede morir un montón de gente indefensa y sin alertar.

Y decide lo último, por el bien de Inglaterra.

La noche del 14 de Noviembre de 1940, 450 aviones alemanes comenzaron un bombardeo que duró tres días durante los que arrojaron 150.000 bombas incendiarias, 1.400 bombas de media tonelada y 130 minas marinas.

La estadística oficial inglesa habla de la muerte de 850 personas, sin especificar los heridos, pero teniendo en cuenta que desaparecieron literalmente 70.000 de los 75.000 edificios que componían la ciudad y que la población estaba desprevenida, parece propaganda mas que un dato real. Los alemanes, por ejemplo, comenzaron a usar el término "coventrizar" (koventrieren, en aleman) cuando hablaban de arrasar o aniquilar.

Si tenemos en cuenta que Coventry tenia aproximadamente 125.000 habitantes y que desapareció el 90% de la ciudad, podríamos hablar de mas de 100.000 personas muertas. Solo una muerte es mucho en la conciencia de alguien, no quisiera jamás estar en una tesitura semejante.

Que no soy ambicioso... pues eso será.

Besos a tod@s

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